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Imagen de salmón ahumadoFreepik

La OCU pide prohibir ocho aromas ahumados por su posible genotoxicidad

La EFSA ha reevaluado su seguridad concluyendo que no se puede confirmar que sean inocuos

Es habitual encontrar alimentos con toques ahumados en supermercados y restaurantes. Este es un método tradicional de preparación y conservación de alimentos como el pescado, la carne o determinados productos lácteos, que implica una modificación del sabor de los alimentos. Sin embargo, también encontramos alimentos procesados con ese toque de aroma y sabor ahumado sin haber sido sometidos a este método. Esto se produce porque en su elaboración se recurre a unos ingredientes concretos, los aromas de humo (que no son aditivos), para conseguir ese efecto.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) explica en su página web que hay ocho aromas de humo que ya se están usando en productos que se encuentran en el mercado. Estos aromas ya habían sido evaluados cuando los fabricantes solicitaron la autorización de venta entre 2009 y 2012. Las sustancias fueron aprobadas, pero con un uso más limitado al propuesto, pues ya entonces se identificaron problemas de seguridad.

Ahora, tras la solicitud de renovación de los fabricantes de esos aromas, han sido reevaluados por la autoridad europea en materia de seguridad alimentaria, la EFSA. Esta nueva evaluación arroja más dudas sobre su inocuidad.

La EFSA, en esta revaluación, ha aplicado una nueva metodología en la que considera que cuando un componente de una mezcla (como son los aromas de humo) se identifica como genotóxico, todo el conjunto debe considerarse genotóxico. Tras el estudio de EFSA, ahora es el turno de la Comisión Europea y los Estados de la UE, quienes deberán decidir qué medidas implementar para gestionar el riesgo derivado de la existencia de estos aromas que ya están en el mercado.

Por ende, la OCU lo tiene claro: los aromas de humo deben prohibirse mientras no pueda demostrarse que no suponen un riesgo. Su presencia en alimentos procesados en prescindibles y sobre todo, debe primar el principio de precaución para proteger la salud de los consumidores. Por eso nos hemos dirigido a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), para mostrarles nuestra preocupación y pedirles que se posicionen a favor de la prohibición.

En cualquier caso, no se trata de sembrar la alarma: seguir una dieta equilibrada en la que primen los productos frescos y variar los alimentos que integran nuestra dieta es lo mejor para diversificar riesgos.