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Así avanza la construcción de 'The Line', la ciudad de 170 kilómetros de largo de Arabia Saudí

En 2022 el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, presentó un proyecto faraónico que sorprendió al mundo. La constructora que preside, NEOM, iba a levantar 'The Line', una ciudad de 170 kilómetros de largo y solo 200 metros de ancho situada entre altos muros de espejo.

Ahora, dos años después del anuncio, la empresa ha difundido un vídeo que ilustra cómo van esas obras. El resultado pretende ser una urbe situada en medio del desierto, pero con todas las necesidades cubiertas y con capacidad para nueve millones de habitantes en unos 34 kilómetros cuadrados.

Según el vídeo promocional, que encabeza esta noticia, este es «uno de los proyectos más ambiciosos que el mundo ha visto jamás y está progresando rápidamente». Denis Hickey, director de desarrollo, calcula que la primera fase estará completa para 2030. Las obras mueven millones de metros cúbicos de agua y tierra a la semana y las primeras imágenes muestran excavaciones y zanjas a lo largo del territorio que ocupará esta gran urbanización.

De igual forma, se observa una gran cantidad de grúas, excavadoras o camiones trabajando sobre el terreno. Unas labores que, según informan, se desarrollan durante las 24 horas del día y los siete días de la semana.

Los constructores lo venden como una ciudad sostenible con cero emisiones y donde sus habitantes gozarán de todos los servicios a, como mucho, cinco minutos andando. Planifican asimismo construir un tren de alta velocidad que pueda recorrer 'The Line' de punta a punta en apenas 20 minutos, algo que facilitará el transporte sin necesidad de contar con vehículo privado.

Dos bloques más grandes que el Empire State

La megaciudad estará formada por dos rascacielos enfrentados de 488 metros de altura, es decir, unos 40 metros por encima del Empire State Building de Nueva York. Su ubicación en medio del desierto no debe preocupar a sus futuros inquilinos, ya que aseguran los desarrolladores de la idea que contará un sistema de climatización que convertirá el calor de Arabia en un placentero clima veraniego, todo abastecido con energías renovables.

Explican en su página web que la salud y el bienestar de las personas «tendrán prioridad sobre el transporte y la infraestructura, a diferencia de las ciudades tradicionales». De igual forma, aseguran que 'The Line' abordará los desafíos «que enfrenta la humanidad en la vida urbana actual y arrojará luz sobre formas alternativas de vivir».

Pretenden que la ciudad se convierta, por tanto, en un referente tecnológico, que contará entre otras muchas innovaciones con agricultura vertical, taxis aéreos, asistentes robóticos o incluso siembra de nubes.

Una imagen generada por ordenador de la dimensión de The LineAFP

Críticas de expertos en urbanismo

Esta ingeniosa idea no cuenta con el respaldo de expertos en urbanismo, tal y como se desprende de un estudio publicado en la revista NPJ Urban Sustainability, del grupo editorial Nature. Rafael Prieto-Curiel y Dániel Kondor, investigadores del Complexity Science Hub, en Viena (Austria), han analizado el proyecto y expuesto sus conclusiones, entre las que destaca que empezar, «una construcción lineal es la peor manera de diseñar una ciudad».

La promesa del príncipe heredero de construir una ciudad sin emisiones de CO2 y con acceso a pie a todos los servicios será «imposible» según el estudio, ya que la densidad de población sería de 265.000 personas por kilómetro cuadrado, diez veces más que la de la isla de Manhattan. Los expertos lo ejemplifican así: si cogemos a dos personas al azar que residan en 'The Line' se encontrarían a un promedio de 57 kilómetros la una de la otra, por lo que tan solo el 1,2 por ciento de sus habitantes estarían a una distancia de un kilómetro.

En cuanto al hipotético tren de alta velocidad, los autores consideran que, para que todo el mundo esté a una distancia corta de una estación debería haber «al menos 86», por lo que los trenes no podrían alcanzar una velocidad alta y los trayectos serían interminables, de unos 60 minutos de promedio para el 47 % de la población.

Por todo ello, Prieto-Curiel y Kondor creen que la urbe debería tener forma de círculo en vez de línea, ya que de esta forma la distancia entre dos personas sería de tan solo 2,9 kilómetros, por lo que podrían desplazarse caminando o en bicicleta. Prieto-Curiel destaca que el modelo escogido se debe a la creación de vídeos atractivos o a la propia marca, pero subraya que es importante «comprender las consecuencias, especialmente si 'The Line' se trata como un escaparate de tecnologías modernas de construcción y urbanismo».