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Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia

Parlamento Europeo en Estrasburgo, FranciaAFP

La izquierda y los liberales presionan para incluir el aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE

  • El Partido Popular Europeo se muestra dividido, pero la española Isabel Benjumea ha destacado que el aborto «representa un fracaso para la sociedad, un drama moral y existencial»

  • Para introducir este concepto es necesaria la unanimidad de los Estados miembros, algo difícil

El Parlamento Europeo ha vuelto a celebrar este jueves un debate para abordar la modificación de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea para incluir el aborto como un «derecho» e introducir, por ende, la cultura de la muerte en el seno de la UE. Esto ocurre tras la introducción de ese concepto en la constitución de Francia, que contó con el apoyo de todos los grupos galos, incluidos los conservadores y el partido de Marine Le Pen, y es que solo 30 parlamentarios de los 500 que forman la Asamblea Nacional votaron en contra de esta medida que impulsa la cultura de la muerte.

Este debate se produce a petición de los liberales –partido al que pertenece el presidente francés, Emmanuel Macron–, los socialdemócratas y la izquierda por lo que este asunto vuelve de nuevo a Estrasburgo, dos años después, con 208 votos a favor y 88 en contra.

Elisa Ferreira, Comisaria Europea de Cohesión y Reformas, ha iniciado el diálogo de la comisión defendiendo «el acceso a un aborto seguro» y recordando que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha reconocido que la falta del derecho al aborto «es una violación del acceso a la privacidad». No obstante, la miembro de la Comisión ha reconocido que se trata de una competencia de los estados miembros, que son responsables de los servicios de asistencia sanitaria y, por tanto, la competencia de la UE es limitada.

Desde el Partido Popular Europeo hay división. En primer lugar ha intervenido la francesa Nathalie Colin-Oesterlé, que ha empezado reconociendo que el derecho a un aborto seguro y legal «es una necesidad de salud pública», recordando que «cada nueve minutos muere una mujer por aborto clandestino». La popular ha defendido la inscripción del aborto en la Carta, pero ha señalado que técnicamente es algo «imposible» debido a que no es una competencia europea y exige para su modificación la unanimidad de los estados miembros. Ha arremetido contra Macron por enarbolar la bandera en defensa de la mujer a pesar de saber que es imposible incluir este concepto en la Carta.

Por su parte, la española Isabel Benjumea, del mismo PPE, ha reiterado que toda persona «tiene derecho a la vida» y que la inclusión del aborto en la Carta supondría una sorprendente contradicción. «El aborto representa un fracaso para la sociedad, un drama moral y existencial y ataca la existencia de otro ser humano. Es una imposición ideológica del señor Macron haciendo gala del oportunismo político e introduciendo la cultura de la muerte», ha expuesto.

Los socialistas europeos recuerdan que hay países en Europa en los que el aborto está prohibido, como es el caso de Malta, Hungría o Polonia. «Esta prohibición tiene repercusiones reales, de ahí que necesitemos la inclusión de este derecho en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE», ha reclamado Robert Biedron, activista LGBT polaco.

Desde el partido de Macron, Renew Europe –al que pertenece Ciudadanos–, Karen Melchior ha subrayado que el «derecho a decidir sobre nuestros cuerpos es fundamental» y que no se puede tener igualdad «sin un derecho al aborto». Ha destacado que esta decisión lo tiene que tomar «una mujer y su médico» y ha mandando un mensaje directamente a las mujeres de Malta: «estamos con ustedes». Los Verdes siguen esta línea para «frenar la cantinela de la extrema derecha» y permitir que las mujeres «escojan sobre sus propias vidas».

Los únicos intervinientes que han defendido el derecho a la vida, por ende, han sido algunos miembros del PPE y los del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos. La española Margarita de la Pisa, de Vox, ha expuesto que la inclusión del aborto en la Carta «pone en tela de juicio los principios que sustentan el Estado de Derecho». Ha pedido, en lugar de fomentar la muerte, ayudar a las mujeres a solucionar sus problemas para que puedan ser madres: «Apreciemos la vida, la opción del aborto nos deja tiradas», ha rematado.

La eslovaca Miriam Lexmann, del PPE, ha recordado que el derecho a la vida y a la libertad de culto también son derechos fundamentales. «Me opongo a que se socaven los tratados, la gente no va a creer en el proyecto europeo y esta iniciativa no contará jamás con el apoyo de todos los estados miembros», ha destacado.

Desde la izquierda más radical defienden la cultura de la muerte y descalifican a la derecha para ello. Así lo ha hecho la española Eugenia Rodríguez Palop, de Podemos, que ha reiterado que tras la defensa de la vida «se esconde la sacralidad de la familia tradicional donde papá es el propietario y mamá la propiedad».

Izabela-Helena Kloc, del partido polaco PiS, ha citado frases de Juan Pablo II, destacando que el derecho a la vida «es una de las bases de la existencia del ser humano y no se le debe dar a nadie el derecho de acabar con una vida, sea un feto, un embrión o una persona que está a punto de morirse».

El debate vendrá acompañado de una resolución en el mes de abril en el que la Eurocámara previsiblemente reiterará la demanda de incluir el aborto en la Carta. En 2022 la Eurocámara ya pidió incluir el «derecho a un aborto seguro y legal» en el séptimo artículo de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE en una resolución que demandaba acceso de las mujeres a servicios sanitarios que realicen abortos «seguros, legales y gratuitos». Esta petición contó con el rechazo de los eurodiputados de Vox y la mitad de la delegación del PP.

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