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Una niña en una revisión oftalmológicaFreepick

Qué es el «ladrón silencioso de la vista», la enfermedad que afecta cada vez a más españoles

Es posible que se pierda hasta un 40 % de la visión sin que los pacientes perciban cambios significativos

Las enfermedades de los ojos, aunque a veces pasen desapercibidas, existen. De hecho, una de ellas, conocida como el «ladrón silencioso de la vista», es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. Se trata del glaucoma, una afección que afecta aproximadamente a un millón de personas en España, lo cual supone un 3 % de la población de nuestro país.

Hablamos de esta dolencia cuando existe un daño en el nervio óptico asociado en la mayoría de los casos a un aumento de la presión intraocular. El problema, aunque es más habitual de lo que se piensa, es que solo la mitad de los pacientes saben que lo padecen y esto se debe a que, en un principio, no produce ningún síntoma.

El glaucoma puede afectar a toda la población, pero existen determinados factores de riesgo frecuentes que aumentan las probabilidades de desarrollar esta enfermedad, como el factor hereditario. No obstante, el responsable de la Unidad de Glaucoma del Hospital Quirónsalud Barcelona, el doctor Amadeu Carceller, señala que «no es solo una enfermedad hereditaria».

La detección temprana mediante revisiones anuales es crucial para prevenir una pérdida irreversible de la visión. Así, los expertos advierten de que, aunque el glaucoma puede controlarse si se diagnostica en etapas tempranas, es fundamental realizar visitas periódicas con el especialista para evitar un deterioro funcional permanente.

En la forma más frecuente del glaucoma, es posible que se pierda hasta un 40 % de la visión sin que los pacientes perciban cambios significativos. A medida que la enfermedad progresa, es común experimentar una pérdida de visión en los campos laterales (periférica), visión de túnel o la aparición de manchas en la vista.

Los pacientes con mayor probabilidad de tener un glaucoma son mayores de 60 años y mayores de 40 con antecedentes familiares; pacientes diabéticos, con migrañas o presión intraocular alta; personas con miopía o hipermetropía alta; con un trauma severo, como es recibir un golpe en el ojo; y los hijos de personas con glaucoma pasan de un dos a un cuatro por ciento de riesgo de padecerlo, cifra que sigue siendo baja. También hay genes identificados como responsables de transmitir glaucoma de una generación a otra, pero esto no es lo habitual.

Según apunta el doctor Carceller, los pacientes que tienen familiares con glaucoma ya saben lo que les puede pasar, por lo que están «más sensibilizados con las revisiones periódicas». De hecho, «todos somos susceptibles de padecer glaucoma». Por ello, es necesario que se deje de un lado el factor hereditario, ya que «sería un error». Es determinante que tengamos presente la enfermedad y que realicemos una visita anual a nuestro oftalmólogo. Es la única manera de diagnosticarla a tiempo.

Para saber si una persona padece el «ladrón silencioso de la vista» es necesario realizarse, primero, una evaluación inicial. Esta se lleva a cabo mediante la tonometría, que consiste en la medición de la presión intraocular y la evaluación de la papila óptica.

Tras esto, si el especialista identifica una hipertensión, signo distintivo del glaucoma, o sospecha lesión de la papila óptica, procede con otras pruebas diagnósticas como la Tomografía de Coherencia óptica de la papila y la Campimetría Visual para determinar la etapa evolutiva de la enfermedad. A partir de ese punto, el médico prescribirá un tratamiento para reducir la presión ocular y detener la progresión de la enfermedad.