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Doctor y pacientePexels

La cara oculta de la eutanasia: el 20 % de los médicos sufren problemas de salud mental tras aplicarla

Este polémico proceso se divide en la recepción de la solicitud, el trámite médico-burocrático, el trámite propiamente dicho y el cierre

Estrés, sobrecarga, relación con la persona solicitante, con sus familias, problemas entre lo legal y lo moral... son algunos de los principales motivos de la tensión que sufren los profesionales sanitarios que se encargan de aplicar la eutanasia. Esta controvertida norma, que se aprobó en 2021, ha acabado con la vida de 749 personas, pero un tercio ha fallecido antes de recibirla, según los últimos datos publicados a finales de 2023.

En este sentido, un estudio llevado a cabo por la Gaceta Sanitaria, revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), identifica por primera vez las principales tensiones, dificultades y fuentes de malestar relacionadas con los profesionales en la aplicación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE).

Quejas de los sanitarios

El documento, al que ha tenido acceso el Observatorio de Bioética del Instituto Ciencias de la Vida, señala que en lo relacionado con acabar con la vida del paciente, son frecuentes las situaciones de malestar de «índole psicológico, psicosocial y estructural».

Sin embargo, entre todos los problemas que tienen a la hora de llevar a cabo su trabajo, el que más destaca es el gran estrés burocrático-administrativo derivado «de una ley garantista, con verificación previa y posterior», en un sistema sanitario «muy tensionado tras los recortes presupuestarios y la covid».

Del mismo modo, aunque no se haya comprobado en toda España, los estudios realizados en otros países determinan que entre el 15 % y el 20 % de los profesionales experimentan «algún tipo de malestar» durante este proceso, asociado a la ambigüedad en las solicitudes debido a «criterios poco claros» y a «la angustia moral de tomar decisiones».

Según explica el Observatorio, algunas de las quejas que más se repiten en los testimonios de los sanitarios entrevistados tratan la de tensión entre profesionales en «casos fronterizos», el estrés y la sobrecarga de trabajo, la delegación de trámites y los inconvenientes que surgen por la falta de reconocimiento de los profesionales de enfermería en la ley.

En este sentido, los doctores critican además que esta ley tiene un excesivo «protagonismo del estamento médico», lo que hace que el excesivo trabajo quede en ocasiones acumulado en los facultativos. De igual forma, añaden, los enfermeros muchas veces asumen de manera no reconocida y sin recursos el trabajo que «legalmente le correspondería al médico».

Metodología y resultados

Para obtener los resultados, los investigadores realizaron un estudio cualitativo basado en entrevistas y grupos focales con profesionales que participaron en el proceso de la eutanasia. La selección de los participantes, apunta el documento, combinó los procedimientos de «bola de nieve» y de «maximización de la variabilidad», teniendo en cuenta las variables de perfil profesional, ámbito, género, edad y territorialidad.

Para el análisis, los investigadores examinaron independientemente las entrevistas y los grupos de discusión, centrándose en codificar de forma inductiva las descripciones de experiencias de malestar o dificultad relatadas por los participantes. Posteriormente, triangularon sus respectivas codificaciones y consensuaron tanto la codificación final de las experiencias como su agrupación en los cuatro momentos que se describen en el apartado de resultados.

Tras analizar todo, los autores vieron que este polémico proceso se divide en cuatro momentos principales: la recepción de la solicitud, el trámite médico-burocrático, el trámite propiamente dicho y el cierre.

En cada uno de estos momentos, explican los autores, surgen «dificultades que pueden ser fuente de malestar» y tienen que ver con los «límites y tensiones» entre lo jurídico y lo moral, la concepción del propio rol profesional, la falta de reconocimiento de algunos roles profesionales, el estrés y la sobrecarga, la falta de apoyo formal e informal y la relación con el paciente y su familia.