En qué consiste el empaquetado neutro del tabaco que España quiere copiar de Australia o Reino Unido

La ministra de Sanidad, Mónica García, se encuentra sumergida en la redacción del plan antitabaco que se comenzó a elaborar durante la etapa de Carolina Darias como ministra, pero que nunca salió adelante. Una modificación del plan que llega en un momento en el que el número de muertes atribuibles al tabaco continúa siendo elevado, con cerca de 63.000 muertes anuales por esta causa en España, el 21 % de ellas en menores de 65 años.

Este viernes se conocerán los detalles pormenorizados del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 tras el Consejo Interterritorial de Salud, pero destaca una de las medidas que está encima de la mesa: el empaquetado neutro.

Australia se convirtió en diciembre de 2012 en el primer país en implementar plenamente el empaquetado neutro o sencillo, a la que se unieron Reino Unido y Francia ese mismo año y que han ido adoptando otros países de nuestro entorno como Francia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca o Irlanda, hasta llegar a los 22 que cuentan con esta medida.

Consiste básicamente en reducir o eliminar de las cajetillas logotipos, colores, imágenes e información promocional, algo que es una directriz que la OMS ya propuso en 2017 para el control del tabaquismo. En lugares como Australia, esta medida obtuvo muy buenos resultados, ya que en dos años se produjo una reducción del tabaquismo del 15 por ciento.

Además de esto, la superficie del paquete, independientemente de su marca, debe ser de un color estándar, que en la mayoría de países que lo han adoptado es un verde grisáceo calificado como «aversivo». Hasta ahora, las empresas de tabaco ofrecen paquetes con colores claros, principalmente blancos, porque concluyeron que esas tonalidades dan la sensación de higiene y pulcritud. Por otro lado, el empaquetado neutro tiene como objetivo eliminar una herramienta de marketing para las tabacaleras, rompiendo así con estas estrategias.

El nombre de la marca aparece en una tipografía unificada, que en el caso del plan español será arial, y en un tamaño de letra más pequeño que la de las advertencias sanitarias. De esta forma, en la parte superior de la cajetilla, ocupando más de la mitad de la misma, se imprime la advertencia acompañada de una imagen impactante, como ocurre en las cajetillas actuales. Debajo aparece en letras más pequeñas el nombre de la marca sobre un fondo unificado, de manera que todas las marcas parecerán a simple vista iguales.

«El empaquetado neutro reduce el atractivo de los productos de tabaco. Mata el glamour, lo cual es apropiado para un producto que mata a la gente», afirmaba en 2016 Margaret Chan, por entonces directora general de la OMS. «Restringe la publicidad y la promoción del tabaco. Limita el empaquetado y etiquetado engañoso, e incrementa la eficacia de las advertencias sanitarias», añadía.

285.000 fumadores menos en un año

El director del Centro Colaborador de la OMS para el Control del Tabaco, Esteve Fernández, explicaba a Efe que la medida del empaquetado único empujaría a 285.000 personas a dejar de fumar en España en tan solo un año, una cifra que rozaría el medio millón si a esta estrategia para el control del tabaquismo se añadiera la subida de un solo euro en el precio de la cajetilla.

Los expertos aseguran que, además, esta medida tiene un coste cero y las asociaciones antitabaco presionan para que España lo adopte y se sume así a la veintena de países que ya lo aplican.

El portavoz de la Iniciativa ciudadana XQNS para el avance de la ley de tabaco, Joseba Zabala, destaca que el empaquetado neutro de tabaco es «uno de los mayores pasos que podemos dar en su desnormalización» y subraya los 12 años de retraso que lleva nuestro país sobre Australia o los siete respecto a países vecinos como Francia y Reino Unido.

De acuerdo con los expertos de la OMS, las tabacaleras sostienen que el empaquetado neutro no disminuye efectivamente el consumo de tabaco, sino que simplemente afecta la visibilidad de las marcas. Esto puede llevar, según ellas, a que los consumidores tomen decisiones basadas en el precio en lugar de la marca, lo que podría llevarlos a elegir las cajetillas más económicas, que suelen asociarse con peores consecuencias para la salud.