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Mano de un bebé sin vidaLu Tolstova

Cultura de la muerte

Un hospital de Praga practica un aborto sin el consentimiento materno: «Se cometió por la barrera lingüística»

A dos días de que la cultura de la muerte se convierta en un derecho fundamental en la Unión Europea, ha salido a la luz un nuevo caso que muestra lo dura que es la controvertida práctica del aborto. Esta vez los hechos han tenido lugar en la República Checa. Un hospital de Praga, la capital, ha acabado con la vida de un feto sin el consentimiento de la madre a raíz de «la confusión entre dos mujeres asiáticas».

Según medios locales, esta política acción se llevó después de que el facultativo la confundiese con otra paciente de la misma localidad. La afectada acudió a una revisión rutinaria cuando de repente le sometieron a un raspado–procedimiento quirúrgico que consiste en la extracción de los restos de los restos de gestación no evolutivos–.

El aborto en la República Checa es legal en las primeras 12 semanas de embarazo, cuando el feto tiene tres meses. En este caso, los médicos mataron al feto en la semana 16, por lo que fue un procedimiento ilegal que se suma al grave problema profesional.

En este sentido, Jan Kvacek, director del Hospital Bulovka de Praga, ha manifestado ante los medios que «desgraciadamente se trató de un error humano, un fallo humano». Asimismo, ha aseverado que lamenta «profundamente» la «trágica confusión». Además, ha señalado que la paciente, debido las circunstancias y el descuido médico, tiene derecho a recibir «una indemnización» y asistencia psicológica.

Este serio descuido, que ha costado la vida a un bebé al que le quedaban unos meses para nacer y ha provocado daños en la madre, se originó, entre otras cosas, por «la barrera lingüística entre la progenitora y el doctor», ya que una paciente que habla checo probablemente habría «resistido activamente a someterse a un procedimiento que no comprende».

Y es que, tal y como ha recordado Michal Zikan, jefe del departamento de Obstetricia y Ginecología del hospital, la paciente había firmado en checo «papeles que correspondían a la otra mujer». Tres días antes de la consulta se informó a la paciente detalladamente y en presencia de un intérprete de lo que se le iba a hacer, que era «simplemente un examen». Así, ha considerado que los cirujanos «no tenían ninguna razón» que les hiciera pensar que esa paciente era la que había perdido de forma involuntaria al bebé.

Este caso, que ha revolucionado al hospital y a la ciudad, ha terminado con la suspensión de varios de los profesionales implicados en el caso. Además, se está llevando a cabo una exhaustiva investigación para aclarar lo que pasó e identificar a los que realmente realizaron esta controvertida práctica que ha acabado con la vida de un ser humano.