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Radiografía de pulmónWikimedia Commons

Sale a la luz un exitoso tratamiento para diagnosticar y tratar nódulos de pulmón malignos

Este nuevo avance se aplica por la boca, la laringe y la tráquea hasta llegar a la mancha que se quiere determinar

La evolución de los avances médicos y científicos está llegando a niveles nunca imaginados. El último ha sido en el campo de la Neumología Intervencionista. Un grupo de científicos ha sido capaz de crear la broncoscopia robótica, una herramienta que va a permitir diagnosticar y tratar nódulos pulmonares pequeños –menos de un centímetro– con precisión y seguridad.

En los últimos 20 años ha habido «muchos avances científicos relevantes» en el diagnóstico broncoscópico del nódulo pulmonar, explica el doctor Antoni Rosell, neumólogo intervencionista del Hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona (Barcelona) y presidente de BRN (Barcelona Research Network) en el BRN Research. Sin embargo, ninguna ha sido como esta.

Así, según explica el facultativo, este nuevo avance, que representa «un salto cualitativo por su navegación exacta, precisa y estable» hasta llegar al nódulo, se aplica a través de la vía natural, «por la boca, la laringe y la tráquea» hasta llegar al nódulo que se quiere diagnosticar y eventualmente tratar.

Diferencias entre lo convencional y lo robótico

En la broncoscopia convencional, un equipo de neumólogos emplea diferentes partes de su cuerpo para ayudar al paciente. En este sentido, utiliza el pulgar de la mano para mover el extremo del tubo hacia adelante o hacia atrás, la muñeca para rotar hacia la derecha y la izquierda y el antebrazo para ir hacia arriba y abajo. Los movimientos están sujetos a las restricciones del neumólogo y del propio broncosocopio.

En cambio, la broncoscopia robótica aporta tres importantes avances. En primer lugar, la parte mecánica no depende de una persona, sino de un brazo articulado que el especialista mueve con un joystick, por lo que el sistema no tiene restricciones mecánicas. Además, incorpora un sistema de navegación guiado, un elemento que conduce directo hasta el nódulo del pulmón.

A pesar de su facilidad y rapidez, no se puede hacer sin haber examinado antes al paciente. Primero, los expertos deben identificar el nódulo mediante escáner. Si la persona posee estos bultos, el robot programado carga la información y crea una ruta automatizada para llegar al él con mayor facilidad. Asimismo, el androide, a medida que avanza, es capaz de recalcular la ruta. Algo que es crucial, ya que el objetivo podría haberse desplazado unos centímetros al variar la respiración del afectado.

Al hilo, el doctor Rosell afirma que el broncoscopio robótico supone «un salto cualitativo» porque ofrece «estabilidad y precisión durante la trayectoria hacia el nódulo», y a la vez, permite «la corrección de la misma en tiempo real».

Cómo funciona

Según informaron en el Barcelona Research Forum los expertos, la broncoscopia robótica se aplica bajo anestesia general. Su objetivo principal es diagnosticar y eventualmente tratar nódulos de todo tipo de tamaños. Gracias al desarrollo de las tecnologías se ha abierto una oportunidad para este tipo de manchas –que no tiene por qué ser malignas– para aquellos pacientes que no quieren operarse o no pueden por alguna razón médica.

Actualmente, las fuentes de detección de estos nódulos son los programas de cribado de cáncer de pulmón, donde se realizan varios TAC o escáner de tórax a bajas dosis.

En este sentido, según detalla el neumólogo, además del diagnóstico, el nuevo gran salto cualitativo es que la broncoscopia robótica puede ser «una alternativa válida a la cirugía estándar, la radioterapia estereotáxica y el tratamiento percutáneo de los radiólogos intervencionistas». Así, asegura que estas dos últimas son «técnicas que atraviesan la pared torácica y la pleura» hasta llegar al nódulo pulmonar. Trayectos que puede tener efectos secundarios.

Una vez se alcanza el nódulo, la broncoscopia robótica permite tratarlo con distintos sistemas endoscópicos de ablación, como son los de radiofrecuencia, microondas o criosonda, que descargan una energía térmica, de calor o frío, con la que destruyen el nódulo.