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La activista contra los vientres de alquiler, Olivia Maurel (d) junto con el Papa FranciscoOlivia Maurel (perfil de X)

Olivia Maurel, nacida por vientre de alquiler y activista contra esta práctica: «Me ha hecho mucho daño»

La francesa, aunque nació en Kentucky, utiliza sus redes sociales para defender a los más vulnerables: los niños y las madres biológicas

A pesar de la polémica mundial suscitada alrededor de los vientres de alquiler y el daño que hacen a las madres biológicas y a los niños, esta práctica continúa siendo legal en algunos países. Esto es lo que le pasó a Olivia Maurel, nacida por este método y activista contra esta práctica.

La francesa, aunque nació en Kentucky, utiliza sus redes sociales para explicar y difundir lo que es el vientre de alquiler y los efectos negativos que tiene. Además, la que es mamá de tres hijos, al descubrir que sus padres no eran los que decían ser, lucha día a día por proteger a los más vulnerables: las madres, que lo hacen porque necesitan dinero, y los niños, que pueden crecer con problemas muy graves.

–¿Cómo descubriste que naciste mediante un vientre de alquiler?

–No fue fácil. Desde pequeña he sabido que pasaba algo raro en mi familia. Nunca me ha faltado nada, siempre he tenido lo mejor, pero emocionalmente sentía un gran vacío… fue muy difícil para mi vivir con ese sentimiento de abandono, con ésa batalla interior.

Cuando tuve madurez suficiente, empecé a ver que me parecía muy poco a mi padre y nada a mi madre. Soy alta y rubia, y mi madre es morena y baja. De hecho, las madres de mis amigas del colegio eran mucho más jóvenes que mi madre, y nací en Kentucky según mi partida de nacimiento, lo cual no tenía sentido viviendo mis padres en Francia.

Ante mis sospechas, en 2022 mi suegra me regaló una prueba de ADN a través de MyHeritage, una plataforma en línea que confirmó mis sospechas y mi hipótesis.Aunque fue un momento muy difícil para mi, la prueba fue esencial para confirmar lo que siempre había creído en mi interior…como he dicho, siempre sospeché que no era hija de mis padres.

Ahí vi que yo no tenía descendencia francesa. Mi madre es francesa, pero yo soy un 33 % noruega y un 33 % lituana. Mi madre biológica es estadounidense, originaria de Kentucky, donde yo nací. Así que allí tengo familia también.

–¿Sabes algo de tu madre biológica?

–La conozco y estoy en contacto con ella, pero no tenemos una relación. Mis padres entraron en contacto con mi madre biológica a principios de los años 90 porque querían ser padres, pero debido a los problemas de infertilidad y la edad de mi madre, no podían.

En ese momento, mi madre biológica estaba pasando por un momento muy complicado y tenía motivos para vender su vientre. Acababa de perder a un hijo en un accidente doméstico y tenía cuatro niñosa los que alimentar. Ella posiblemente necesitaba el dinero y la subrogación fue su única opción.

–¿Cuándo y por qué decidiste comenzar con el activismo?

–La maternidad subrogada es una práctica equivocada. Es una práctica contraria a la ética y a mí me ha hecho mucho daño. Nací de la subrogación y ahora estoy luchando contra ella porque creo que no se regula una mala práctica, sino que se prohíbe. Ahora soy madre de dos niños y una niña, y no te puedes imaginar lo mal que lo he pasado. Yo solo sabía el 50 % de mis genes, y no conocía el 25% de los genes de mis hijos. No sabía si podría transferirles alguna enfermedad.

Lo único que quiero hacer es crear conciencia en las personas y hacerles ver que esta polémica práctica va en contra de la dignidad de las personas, de los niños y sus madres. Romper el vínculo de una madre con su hijo es muy duro, es inhumano cuando se hace en el nacimiento. Esto no se debería permitir.

A mí me ha pasado, yo he tenido problemas psicológicos, el trauma del abandono, depresión etc. Esto también me ha ocurrido por un trastorno que sufre mi madre. La agencia de vientres de alquiler a la que acudió debería haberla rechazado por este motivo, pero no lo hicieron porque económicamente les convenía. Es un mercado y se aprovechan de mujeres vulnerables.

–El concepto de dignidad humana está en la Declaración de los Derechos Humanos. Sin embargo, mediante estas acciones, se está dejando de lado. ¿Cree necesario que las personas sepan que tienen un valor intrínseco?

–La dignidad humana merece todo el respeto. Yo lo que quiero es que las personas sean conscientes de que los vientres de alquiler no deberían existir. Yo no lucho contra las personas, ni los padres comitentes ni las familias. Lucho contra el sistema que permite esta práctica y mi objetivo es proteger a las mujeres y los niños de este mercado y para que la gente sepa cuánto sufrimos los niños nacidos por esta técnica. Mi activismo ha herido a mis padres y ha deteriorado nuestra relación, pero tengo que luchar por que otros niños no sufran lo mismo que he sufrido yo.

Hace un par de semanas fui a ver al Papa Francisco. Nuestro encuentro se produjo un día antes de que Roma acogiese la Conferencia Internacional de la «Declaración de Casablanca» para la Abolición de la Gestación Subrogada. Aunque no comparto muchas de las cosas que defiende la Iglesia, le agradecí mucho su apoyo. Me mostró mucha empatía y calificó la subrogación como un negocio global.