Fundado en 1910

Coto Mixto ocupaba una superficie de 27 kilómetros cuadrados entre ambos paísesWikimedia Commons

El minipaís que existió entre España y Portugal durante siete siglos

Coto Mixto surgió tras la firma del Tratado de Zamora en el siglo X y se mantuvo como un microestado independiente hasta 1868

Santiago de Rubiás, Rubiás y Meaus son tres aldeas gallegas de apenas 200 habitantes en total, dispuestas de forma triangular a ambos lados del río Salas, en el sur de la provincia de Orense.

Nada las distinguiría de casi cualquier otro pueblo del rural gallego si no fuera porque hasta hace poco más de 150 años, estos tres núcleos conformaban un microestado independiente llamado Coto Mixto.

Sus orígenes no están del todo claros, pero lo que sí se sabe es que surgió a raíz del Tratado de Zamora entre el Reino de León y el Condado Portucalense, por el que se reconoció la independencia de lo que posteriormente se convertiría en Portugal, pero que no fijó claramente sus límites jurisdiccionales en un primer momento.

Placa conmemorativa de Coto MixtoWikimedia Commons/CorreiaPM

En extensión, Coto Mixto (Couto Misto en portugués; Couto Mixto en gallego) fue un área de unos 26 kilómetros cuadrados que incluía también una pequeña franja de tierra actualmente perteneciente a Portugal y funcionaba en régimen de autogobierno.

Este microestado se creó en el siglo X y se mantuvo como tal hasta 1868, cuando las tres aldeas se integraron en territorio español tras la firma del Tratado de Lisboa entre España y Portugal para definir las que siguen siendo las fronteras actuales de ambos países. En aquel momento, su población rondaba los 1.000 habitantes.

Iglesia de Santiago de Rubiás, donde los habitantes de Coto Mixto elegían a su Juez o alcaldeWikimedia Commons/CorreiaPM

Durante los siete siglos que existió, Coto Mixto se convirtió progresivamente en una china en el zapato de España y Portugal a pesar de la escasa riqueza que atesoraba.

Sus ciudadanos, que elegían a su alcalde o «Juez civil y gubernativo» en asamblea cada tres años, estaban exentos del servicio militar y del pago de impuestos, tenían derecho a portar armas y no podían ser detenidos por las autoridades españolas o portuguesas (excepto por delitos de sangre), aunque sí tenían potestad de elegir entre la nacionalidad de uno de los dos países o de la suya propia. Además, también había libertad de comercio y cultivo, lo que propició el contrabando.

En cuanto a su población, «se caracterizaba por su pobreza, analfabetismo y endogamia», según se describe en la web del Ayuntamiento de Calvos de Randín, al que pertenece actualmente Rubiás. «Los cabezas de familia se encargaban de las labores duras del campo, contrabando, caza, pesca y a algunas labores artesanales tales como trabajos de herrero, sastres o zapateros; las mujeres de las labores de la casa e hijos». Aunque el idioma popular era el gallego, en las escuelas se usaba el castellano.