Los niños más vulnerables dedican hasta 23 minutos menos al día de ejercicio y 68 más a las pantallas
El porcentaje de menores con un nivel bajo de adherencia a la dieta mediterránea es un 11,5 % mayor en el grupo de vulnerables
Los niños de las familias más vulnerables están abocados a tener una peor salud: siguen menos la dieta mediterránea que los más favorecidos, dedican hasta 23 minutos menos al día al ejercicio, pero 68 más a las pantallas y duermen peor, pues menos de la mitad alcanza las horas recomendadas de sueño.
El nuevo informe Nivel socioeconómico y estilos de vida de la población infantil y adolescente en España de la Gasol Foundation presentado este miércoles analiza los efectos de las desigualdades sociales en los hábitos de salud de los menores de 8 a 16 años.
Lo hace según tres variables: el nivel de estudios de los padres o tutores legales; su estatus laboral y la renta media por persona/año de la sección censal en la que reside la población infantil y adolescente, así como la combinada de todas.
Tras analizar las respuestas de 3.201 menores de toda España, la conclusión a la que llega es que aquellos que crecen en entornos socioeconómicamente más desfavorecidos tienen mayores dificultades para seguir un estilo de vida saludable. Es decir, comen peor, hacen menos ejercicio, dedican más tiempo a las pantallas, duermen menos y perciben peor su salud.
Sin embargo, apenas hay diferencias en el malestar psicológico entre uno y otro grupo, que solo es un 2,4 % superior en la infancia más vulnerable, ha explicado Santi F. Gómez, director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation e Investigador Principal del estudio Pasos.
No obstante, el informe advierte de que, en global, un 30 % de los niños y adolescentes españoles, independientemente de su nivel socioeconómico, declara sentirse preocupado, triste o infeliz.
Seis días menos de ejercicio al año
En la mayoría de casos, el nivel de estudios de los padres el factor más determinante de todos.
Así ocurre con la actividad física: los hijos cuyos padres carecen de estudios universitarios dedican al ejercicio 11,5 minutos menos al día, casi 70 horas menos al año.
La desigualdad se incrementa al combinar las 3 variables de nivel socioeconómico iestudios, estatus laboral y renta media por persona al año de la sección censal de residencia–: los hijos de padres con estudios universitarios, que trabajan y que viven en áreas con rentas medias superiores a la mediana tienen la oportunidad de dedicar 23 minutos más al día a la práctica de actividad física moderada o vigorosa.
O lo que es lo mismo, aquellos que crecen en ambientes más desfavorecidos hacen 160 minutos menos de ejercicio, lo que supone más de 11 horas al mes y casi 6 días completos al año.
Por contra, estos niños pasan 70 minutos más al día con las pantallas entre semana, lo que supone 16 días completos al año y 4,2 meses durante toda la etapa 8-16 años.
El fin de semana lo hacen 55 minutos más, que se traduce en unas nueve horas y media más al mes, y más de cuatro días enteros al cabo de un año.
Si se atiende a cada una de las variables, la mayor brecha se da según el nivel de estudios de los padres, que arroja una brecha de 50 minutos diarios, seguida del trabajo (30) y renta (25). En el fin de semana, la diferencia se reduce sensiblemente a 40, 20 y 25, respectivamente.
Menos adherencia a la dieta mediterránea
El estudio desvela que el porcentaje de menores con un nivel bajo de adherencia a la dieta mediterránea es un 11,5 % mayor en el grupo de vulnerables. Por el contrario, entre los que la siguen de manera óptima, la cifra de niños de entornos favorecidos es un 12,8 % superior.
Con todo, avisa de que, en general, la población infantil que llega a este nivel óptimo de dieta es inferior al 50 %.
De lunes a viernes, el 63 % de los menores de buenas condiciones socioeconómicas sigue las recomendaciones de sueño, un 15 % más que los más vulnerables; el fin de semana, la diferencia es algo menor, del 9,2 %, si bien el informe destaca que los sábados y domingos, menos del 60 % de los niños y adolescentes duerme lo recomendado.
Por último, el estado de salud percibido es 6,4 puntos mayor –en una escala del 0 al 100–, entre los menores de familias más favorecidas. En global, la población infantil y adolescente autopercibe su salud en 79,4 puntos, siendo un valor menor al deseado en población infantil y adolescente de 8 a 16 años.
Ante este escenario, los expertos de la Gasol Foundation lo deja claro: «Es una necesidad social urgente impulsar políticas públicas, estrategias, programas, proyectos y acciones de fomento de la salud infantil que, de forma estructural y determinada, consigan promover el estado de salud que se encuentra muy deteriorado, especialmente entre la población vulnerabilizada».