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Una casa cubierta de ceniza procedente del volcán de Cumbre Vieja, en una imagen de de diciembre de 2021Alexandre Díaz Lorenzo

La dueña de una casa cubierta por el volcán de La Palma se harta del Gobierno: «No es una atracción turística»

Amanda Melián, que lleva tres años viviendo en uno de los módulos prefabricados habilitados por el Ejecutivo canario, ha decidido tapar su vivienda con un plástico en señal de protesta ante la falta de información sobre cuándo podrá regresar y para evitar que los visitantes hagan fotos

Amanda Melián, una de las más de 2.300 personas desplazadas por el volcán de La Palma, lleva casi tres años viviendo en un módulo prefabricado habilitado por el Gobierno de Canarias. Su casa quedó semisepultada por la ceniza tras la erupción de 2021, y mientras la administración apenas la ha informado debidamente –dice– sobre cuándo podrá volver a ella, sí ve sin embargo cómo el llamativo estado en el que quedó se ha convertido en un filón para el llamado ‘turismo de catástrofes’. Por ello, se ha rebelado, y ha decidido cubrirla con un plástico en señal de protesta: si no hay voluntad o un plan de acción para que pueda regresar a su casa, tampoco dejará que se use como reclamo fotográfico.

«Estoy harta de ver mi casa en medios de comunicación y en redes sociales como si solo fuera una atracción turística mientras yo llevo casi tres años sin que nadie de ningún organismo público me explique absolutamente nada sobre qué pasará con mi vivienda, así que he decidido taparla porque no es justo lo que nos ha pasado», ha explicado en declaraciones al diario local ElValledeAridane.com y recogidas por Europa Press.

Aunque la dueña de la ‘casa de la grieta’, como se conoce a su vivienda, admite que no podrá volver a residir en ella ni a corto ni a medio plazo por la falta de accesos y la inestabilidad actual del terreno, sí reclama el uso de la misma. Es esa «incertidumbre –sostiene– tan dolorosa como la propia erupción» lo que le lleva carcomiendo desde hace tres años.

A la espera

«Yo no quiero ni que me la expropien ni dejarla como está para excursiones turísticas, aunque me paguen por ello; lo que quiero es desenterrarla y rehabilitarla», dice, a lo que añade también que la única persona de una administración pública que ha contactado con ella hasta ahora ha sido el alcalde de El Paso, quien la semana pasada le comunicó que el último decreto publicado por el Gobierno canario recoge que su casa se podrá reconstruir y rehabilitar. No obstante, precisa, todavía no tiene acceso ni autorizaciones para poder llevar a cabo dicha obra, y hasta principios de este año no pudo siquiera recibir permiso para visitarla.

Al igual que la suya, otras viviendas semisepultadas también suelen ser objeto de fotografías por parte de turistas y visitantes a través de senderos habilitados para apreciar los efectos de la erupción, que duró 85 días y causó un enorme impacto en La Palma y la vida de una parte de sus habitantes.