El diagnóstico temprano de TDAH en niños previene de problemas de autoestima, inseguridad y adicciones
El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una alteración neurobiológica que provoca alteraciones en el aprendizaje y en el comportamiento del niño, es una afección que a día de hoy podría afectar a un 18 % de los niños en la etapa escolar. Su detección ayudaría a los menores. De no hacerlo, estos podrían desarrollar problemas relacionados con la baja autoestima y la inseguridad durante la adolescencia y la edad adulta.
Según la doctora Pilar de Castro, especialista del Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra, un diagnóstico claro y el consecuente tratamiento temprano tiene un impacto positivo y previene estos riesgos desde la infancia.
Durante un encuentro CUN Healthy Forum sobre la prevención y tratamiento del TDAH en menores, la doctora de Castro ha señalado que «con el diagnóstico», lo importante es abordar el problema sin miedo, porque este trastorno «puede llegar a curarse». Así, asegura que si no se afronta correctamente, en el futuro puede suponer «que la persona renuncie a sus objetivos vitales, que tenga problemas de salud mental o que desarrolle adicciones».
Por otro lado, el doctor Alberto Vieco, especialista del Departamento de Pediatría de la Clínica, ha anotado que el principal síntoma del TDAH es el «déficit de concentración», tanto en momentos puntuales como de forma sostenida. Además, puede provocar «hiperactividad, problemas para el control de los movimientos o falta de memoria».
Los manuales para diagnosticar el TDAH establecen que el paciente debe mostrar seis meses de permanencia en los síntomas, y que estos deben ocurrir antes de los 12 años. En este sentido, el doctor Vieco ha comunicado que cuando el niño presenta problemas en el entorno educativo, familiar o social, y no ha habido un resultado positivo con estrategias pedagógicas previas, es el momento en el que «los padres deben acercarse a un especialista en Psiquiatría o Neuropediatría».
Por otro lado, la doctora Pilar de Castro ha subrayado también la importancia de recabar una opinión profesional. Así, ha apostillado que cuando el niño da problemas en el aula o necesita una ayuda que supera a las habituales, es importante que «los especialistas veamos si esta situación afecta a su autoestima, a sus relaciones interpersonales, o al aprendizaje propio de su edad».
Alto componente hereditario
El TDAH es un trastorno heredado en el 75 % de los casos y está causado por un desarreglo funcional de la dopamina y la noradrenalina, unos neurotransmisores situados en la parte frontal del cerebro y responsables de la atención mantenida, el control de los impulsos y de la decisión de realizar o rechazar una determinada acción. Después de diagnosticar al niño, es muy común detectar el trastorno en otro familiar. A través de distintas formas, el TDAH puede darse «en un hijo impulsivo, una abuela hiperactiva o un hermano con adicciones», ha explicado la doctora de Castro.
En las familias donde uno de los niños tiene este trastorno, el riesgo para los demás hermanos sube del 5 % de la población general hasta un 30 o 40 %, y se multiplica por ocho si uno de los padres lo tiene. Los expertos recuerdan que, según se haya tratado o no a tiempo, en un 60 % de los casos la sintomatología puede persistir en la vida adulta en grado leve o moderado. Sin embargo, concluye la doctora Castro, con un tratamiento a tiempo, los pacientes llegan a la edad adulta con «unas redes cerebrales maduras», por lo que se les retira la medicación y reciben el alta médica.