Fundado en 1910

Bailarín de break danceFreepick

Los bailarines de break dance corren el riesgo de sufrir una grave afección por los giros repetitivos

Un hombre de unos 30 años que tenía un tumor en el cuero cabelludo explicó que había realizado varios tipos de maniobras de giro de cabeza durante más de 19 años

El baile es un arte, pero también es una forma de hacer ejercicio físico. Como todos los deportes, hay riesgos de padecer lesiones. Unas son más leves, como puede ser un esguince de primer grado, y otras pueden llevar a diagnosticarse como graves. Es el caso del «bulto de break dance», una afección que corren el riesgo de padecer los bailarines de break dance por los giros repetitivos sobre su cabeza –el headspin–.

Según advierte en un nuevo artículo de la revista BMJ Case Reports el autor Christian Baastrup Sondergaard del Departamento de Neurocirugía del Hospital Universitario de Copenhague en Dinamarca, esta enfermedad, también conocida como «agujero de cabeza giratoria», es exclusiva de estos artistas y aparece como un bulto que sobresale en el cuero cabelludo, a menudo acompañado de pérdida de cabello y dolor.

Los bailarines de break dance son especialmente propensos a sufrir lesiones debido a la complejidad y las exigencias físicas de los movimientos, señalan los autores. Los esguinces, las distensiones y la tendinitis son especialmente comunes. También se han reportado lesiones en la cabeza y el cerebro, incluidos hematomas subdurales (acumulación de sangre entre el cráneo y el cerebro).

Además, el break dance prolongado a menudo conduce al «síndrome de sobreuso del break dance», que incluye varias afecciones, como el síndrome del túnel carpiano y tendones hinchados e inflamados (tenosinovitis), así como pérdida de cabello e irritación del cuero cabelludo, añaden los autores.

En este artículo aparece el caso clínico de un hombre de unos 30 años que tenía un tumor en el cuero cabelludo. El hombre dijo que había realizado varios tipos de maniobras de giro de cabeza durante más de 19 años. Practicaba sus movimientos cinco veces por semana durante aproximadamente una hora y media cada vez. Durante estas sesiones se le aplicaba presión directa en la parte superior de la cabeza durante entre dos y siete minutos. A pesar de la pérdida de cabello y un bulto creciente en su cabeza, continuó practicando giros de cabeza, pero se vio obligado a actuar cuando el bulto comenzó a crecer mucho y su cuero cabelludo comenzó a sentirse sensible.

Una tomografía de cabeza reveló un engrosamiento de la piel, el tejido y el cráneo alrededor del bulto, pero no había signos evidentes de cáncer, lo que se confirmó mediante una biopsia. Le extirparon el bulto, pero el tejido cutáneo circundante quedó engrosado. No obstante, el hombre estaba contento con el resultado y se sentía capaz de volver a salir en público sin tener que llevar gorra. Este informe representa solo un caso, y hasta la fecha solo se han publicado detalles de otro, por lo que los resultados deben interpretarse en este contexto.

No obstante, los autores concluyen que este caso subraya la importancia de reconocer las afecciones crónicas del cuero cabelludo en los bailarines de breakdancer y sugiere que «la intervención quirúrgica puede ser un tratamiento eficaz».