Alerta sanitaria en España por la presencia de un virus «grave» para los niños

España está en alerta por un nuevo virus. Esta vez se ha detectado en Barcelona, concretamente el 9 de octubre de 2024, la presencia del virus de la poliomielitis de tipo 2 derivado de la vacuna (cVDPV2). Es la primera vez que se notifica en España desde 1998, según ha publicado el portal británico Travel Health Pro.

La poliomielitis, o polio, es una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal causada por el virus de la poliomielitis o poliovirus. Se transmite de una persona a otra y en ocasiones infecta a la médula espinal, lo que lleva a una parálisis.

Las alarmas saltaron hace dos años cuando se encontraron muestras de aguas residuales positivas por poliovirus tipo 2 en Londres. Tras esto, las autoridades sanitarias aconsejaron la inoculación de una dosis de refuerzo específica con la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV) a todos los niños con edades comprendidas entre uno y nueve años.

Tras esto, el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) advirtió a la población mundial de que «mientras haya grupos de población no vacunados o insuficientemente vacunados» en los países europeos y no se erradique la polio a nivel mundial, sigue existiendo el riesgo de que el virus «se reintroduzca en Europa».

Cuáles son sus síntomas

Sus síntomas son muy característicos. Según una nota de la Organización mundial de la Salud (OMS), el período de incubación suele ser de siete a 10 días, pero puede durar desde cuatro hasta 35 días.

Asimismo, la entidad explica que el virus ingresa en el organismo a través de la boca, se multiplica en el intestino y luego invade el sistema nervioso. Hasta el 90 % de los infectados presentan síntomas leves y la enfermedad suele pasar desapercibida. Los signos suelen durar de 2 a 10 días y la mayoría se recupera completamente en casi todos los casos.

Esta enfermedad, que es «altamente contagiosa» y no tiene cura, se transmite de persona a persona a través de gotitas o aerosoles de la garganta o por contaminación fecal de manos, utensilios, alimentos y agua. Para tratar de evitar la infección, informa el ECDC en su página web, es recomendable vacunarse. Sin embargo, la transmisión puede reducirse mediante el suministro de agua potable, la mejora de las prácticas de higiene y el saneamiento.