España se sitúa a la vanguardia con estos dos tratamientos efectivos e innovadores contra el cáncer sanguíneo
Estas alternativas terapéuticas suponen una esperanza para quienes no pueden tolerar terapias intensivas
En el próximo año, se diagnosticarán 25.770 nuevos casos de cáncer de sangre en nuestro país. Esto nos posicionará en el quinto puesto de tumores más frecuentes, por detrás de los cánceres de mama, pulmón, próstata y colon. Su prevalencia es preocupante, pero gracias a la innovación, la ciencia y la medicina, cada vez surgen más opciones terapéuticas para este grupo de pacientes, especialmente vulnerables debido a su pronóstico complejo y características genéticas adversas.
Los resultados se han presentado en el Congreso Nacional de Hematología, Hemoterapia, Trombosis y Hemostasia, donde se han abordado, entre otros temas, aspectos de la leucemia mieloblástica aguda (LMA), un cáncer sanguíneo caracterizado por el crecimiento rápido de células mieloides inmaduras. Esta enfermedad es más común en adultos mayores de entre 60 y 80 años, quienes tienen un mayor riesgo debido a condiciones clínicas preexistentes y una menor tolerancia a tratamientos intensivos.
En el encuentro, Pau Montesinos, doctor del Hospital Universitario La Fe de Valencia, ha sido el primero en presentar la mejora de resultados en los tratamientos de la LMA. Así, ha mostrado la combinación de quimioterapia intensiva seguida de trasplante de médula ósea, una opción que ha sido mejorada con la incorporación de terapias dirigidas, permitiendo personalizar el tratamiento. Estas alternativas son una esperanza para quienes no pueden tolerar terapias intensivas.
CAR-T e IA en mieloma múltiple
El mieloma múltiple (MM), un cáncer de las células plasmáticas, también ha estado presente. Esta enfermedad, que provoca la proliferación descontrolada de estas células en la médula ósea, afectando la producción normal de células sanguíneas y causando complicaciones graves en el sistema inmunológico, renal y óseo, podría ser tratada con nuevas técnicas.
Paula Rodríguez Otero, de la Clínica Universidad de Navarra, ha abordado el uso de la terapia CAR-T en el tratamiento del MM, destacando el impacto positivo de esta inmunoterapia en pacientes que han agotado las opciones convencionales. En este sentido, ha apuntado que la terapia CAR-T está logrando «altas tasas de respuesta duradera en estos pacientes», lo que además se traduce en «una mejora significativa de su calidad de vida».
España cuenta ya con una experiencia clínica considerable en el uso de esta terapia. De hecho, logró en 2018 curar a un hombre con metástasis. A pesar de ello, el principal reto es, al igual que lo fue en 2023, que estas técnicas lleguen a más población, ya que actualmente apenas alcanzan al 1 % de la población mundial.
Del mismo modo, Valentín Cabañas, del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia), ha destacado el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en el manejo del MM. En este sentido, ha recalcado que tiene el potencial de optimizar «el tratamiento de esta enfermedad» al predecir la progresión en fases tempranas y mejorar la estratificación pronostica —separación de datos por categorías o clases—.
Linfoma difuso de células B grandes
Las células CAR-T o los anticuerpos biespecíficos han mejorado también las tasas de respuesta y supervivencia en pacientes con linfoma difuso de células B grandes —como el linfoma no Hodgkin— que no responden a los tratamientos convencionales.
Leyre Bento, del Hospital Universitario Son Espases, de Palma de Mallorca, ha abordado los últimos avances. En el simposio ha anotado que este cáncer agresivo de células inmunitarias requiere un enfoque preciso en función de su perfil molecular. Por ello, identificar las alteraciones moleculares en este linfoma permite «un enfoque más personalizado, optimizando las estrategias de tratamiento ya desde la primera línea».
Estudios moleculares en neoplasias
Por último, Beatriz Bellosillo, médico del Hospital del Mar, ha destacado la necesidad de realizar estudios moleculares en el diagnóstico y seguimiento de las neoplasias mieloproliferativas crónicas (NMP), un grupo de trastornos sanguíneos que incluye enfermedades como la policitemia vera, la trombocitemia esencial o la mielofibrosis.
Según Bellosillo, estas alteraciones moleculares en genes como JAK2, CALR y MPL, son esenciales para el diagnóstico y el pronóstico de la enfermedad, especialmente en el manejo de pacientes con mielofibrosis, una de las NMP más complejas. Así, ha concluido que la integración de todos los datos moleculares con los hallazgos citológicos y citogenéticos es «crucial para el correcto diagnóstico y seguimiento».