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Las incongruencias de la ONU: pide paz e igualdad pero manda despenalizar las drogas, abortos y prostitución

El pasado mes de octubre presionó a Polonia para que legalizase el aborto lo antes posible

«Paz, dignidad e igualdad en un planeta sano». Este es el lema de la Organización de las Naciones Unidas, el único lugar de la Tierra, según se define en su página web, donde «todas las naciones del mundo» pueden reunirse, discutir problemas comunes y encontrar «soluciones compartidas en beneficio de toda la humanidad». Estas palabras encajarían a la perfección en un mundo donde primara el bienestar de los ciudadanos y la vida, algo muy lejos de la realidad en esta institución, donde cada vez tiene más valor la cultura de la muerte y la deshumanización.

El pasado mes de octubre se vio con el aborto, cuando Naciones Unidas presionó a Polonia para que legalizase esta práctica lo antes posible. Ahora, varias delegaciones del organismo han expresado su decepción después de que la doctora Tlaleng Mofoken, relatora de la organización sobre el derecho a la salud y posicionada a favor del aborto, tratara de convencer mediante un informe a varias delegaciones para despenalizar las drogas, la prostitución y el aborto, anota InfoCatólica.

Para ello, la facultativa sudafricana argumentó que dar el paso y llevar a cabo estos «cambios legales» es necesario como parte de una «perspectiva de derechos humanos para la reducción de daños». Así, aseguró que existen leyes que el lugar de proteger o regular ciertas conductas, las criminalizan. Como por ejemplo, señalo «la estigmatización y la marginación de las personas que ejercen el trabajo sexual, el aborto o las relaciones entre personas del mismo sexo», ya que no suponen «ningún daño real o potencial».

Por último, apuntó que todos los gobiernos deben de mitigar los daños como parte de un «enfoque de derechos humanos», que incluye la despenalización de conductas como el consumo de drogas, la prostitución y el aborto, informa Zenit.

Varios delegados en contra

Tras sus palabras, la delegada de Camerún expresó su desacuerdo y aseguró que llevar a cabo estas prácticas supondría un retroceso para la sociedad en general y para su país en particular, ya que la aceptación del uso recreativo de drogas y su legalización con fines terapéuticos son tendencias «particularmente preocupantes» para su territorio.

Lo mismo opinó un delegado egipcio, quien criticó las palabras de la también activista sudafricana por los derechos de las mujeres y los derechos de salud sexual y reproductiva, afirmando que «no tienen respaldo legal en el derecho internacional de los derechos humanos». Asimismo, destacó los compromisos internacionales existentes para combatir el abuso de drogas y el tráfico de drogas, según apunta el medio católico.

Al hilo, el delegado egipcio denunció en la asamblea que los delegados no conocen muchas de las fuentes de las recomendaciones del informe y que estas tampoco tienen relación con los verdaderos desafíos de salud a los que se enfrentan muchos países pobres.

A pesar del descontento general, también hubo delegaciones que elogiaron el informe de Mofokeng. Ejemplo de ello fue Estados Unidos, que pareció que se deben revisar todas las leyes, políticas y programas existentes para implementar estrategias de reducción de daños en caso de que fuese necesario. A sus palabras se sumaron las del delegado de Sudáfrica, quien aseveró que la relatora solo estaba dando recomendaciones útiles basadas «en una perspectiva de derechos humanos».