La medicina nuclear, desconocida especialidad que juega un papel esencial en todo el proceso oncológico
Se está investigando el uso de moléculas específicas en tumores como el cáncer de mama, el cáncer renal o los tumores digestivos
En la actualidad, hay varias especialidades médicas desconocidas de gran relevancia. Una de ellas es la medicina nuclear, que juega un papel esencial en todo el proceso oncológico y ha permitido en los últimos años grandes avances.
La colaboración de estas dos modalidades es esencial. Así lo expresa la doctora Macarena Rodríguez Fraile, presidenta del grupo de trabajo de Oncología de la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (Semnim), quien considera que la relación es de colaboración mutua por «el beneficio de los pacientes oncológicos».
Una de las técnicas más efectiva que ha surgido gracias a esta unión es la teragnosis, una herramienta empleada para el tratamiento del cáncer de tiroides y con aplicaciones en otras patologías que ha experimentado una revolución en los últimos años con la aparición de nuevas moléculas.
En qué consiste la teragnosis
Según explica la doctora Rodríguez Fraile, el funcionamiento de este método se hace en dos fases. En primer lugar, se emplean moléculas marcadas con isótopos radiactivos o radioisótopos para determinar la extensión de la enfermedad. Tras conocer el estado real del paciente, se emplea un nuevo isótopo con capacidad terapéutica para tratar de manera dirigida el tumor. Su eficacia es muy alta, ya que la molécula administrada se une de manera específica a la célula tumoral y no causa daños en el resto de células del organismo.
En este sentido, la especialista precisa que el uso de los radiofármacos para la teragnosis ha supuesto un cambio trascendente en el manejo de diferentes tipos de cáncer, entre los que destacan los tumores neuroendocrinos y los de próstata. Sobre estos últimos, la facultativa indica que al tratarse del tumor más frecuente en hombres, «el número de pacientes beneficiados es muy alto». Además en la actualidad se está investigando, en algunos casos con resultados prometedores, el uso de «moléculas específicas en tumores como el cáncer de mama, el cáncer renal o los tumores digestivos», asegura.
Impacto de la medicina nuclear
La relación entre medicina nuclear y oncología tiene un largo recorrido, ya que como expone la doctora Rodríguez Fraile el oncólogo necesita tener una visión integral del paciente para ofrecer de manera personalizada «el mejor tratamiento posible» y la medicina nuclear aporta «información relevante e individualizada de cada tumor». Para ello, existe el PET/TC, una técnica con una alta sensibilidad que permite conocer de manera detallada y no invasiva el alcance de la enfermedad, por lo que su uso es de gran relevancia tanto para pacientes como para profesionales.
Asimismo, la portavoz de la Semnim apunta que la captación del radiofármaco por parte del tumor permite conocer aspectos como su grado de agresividad, lo que además de ayudar a la decisión terapéutica, ayuda a definir el pronóstico del paciente. A este respecto, agrega que, además, los cambios en la captación también ayudan a valorar la respuesta al tratamiento que se está aplicando. En definitiva, la medicina nuclear ayuda a los profesionales de la oncología «en el diagnóstico, estadificación, valoración de la respuesta al tratamiento y seguimiento de la enfermedad».
Además, afirma existen neoplasias concretas en las que el papel de la medicina nuclear está creciendo con más rapidez. Una de ellas es el cáncer de mama dado que, como destaca la médico se están desarrollando «nuevos radiofármacos diagnósticos PET» que permiten conocer aspectos relevantes de la biología del tumor sin necesidad de realizar una biopsia.
Por otra parte, la especialista desarrolla que se está investigando intensamente, además, la posibilidad de aplicar teragnosis con radioligandos en estos tumores, aunque los resultados «son muy preliminares». Esto se suma a técnicas que ya se utilizan de manera rutinaria en cáncer de mama como la biopsia de ganglio centinela, el PET-FDG, o los estudios cardiacos que se hacen para la valoración previa a la quimioterapia.