Reino Unido aprueba un proyecto de ley para legalizar la eutanasia, pero hay posibilidades de que descarrile
El documento, que fue presentado por primera vez por la diputada laborista Kim Leadbeater, ha sido aprobado con 330 votos a favor y 275 en contra
La cultura de la muerte va camino de imponerse en Reino Unido. Este viernes, el Parlamento británico ha aprobado en la Cámara de los Comunes (baja) el Proyecto de ley sobre adultos con enfermedades terminales (final de la vida), que permite que los adultos enfermos en etapas terminales pidan la eutanasia. Esta norma, que fue presentada por primera vez por la diputada laborista Kim Leadbeater, ha sido aprobada con 330 votos a favor y 275 en contra. El primer ministro, Keir Starmer, a pesar de haber ocultado su opinión hasta el último momento, ha votado a favor.
A pesar de los resultados de la votación, en la que los diputados han tenido total libertad para decidir el futuro de la norma, aún no está implementada en el país. Este trámite continuará en la Cámara de los Lores (alta) para la presentación de enmiendas en 2025 por lo que todavía hay muchas posibilidades de que descarrile.
Durante la sesión parlamentaria, diversos grupos de ciudadanos a favor de la vida, con pancartas que expresaban que «el suicidio asistido no es la solución» o «no hagáis a los doctores asesinos», se han reunido en la Plaza del Parlamento, en Londres, para apoyar los cuidados paliativos, ya que consideran que acompañar al enfermo hasta los últimos días de su vida es la «verdadera solución».
Cómo será el proceso
El proyecto de ley legalizará, entre otras cosas, que en Inglaterra y Gales, los mayores de 18 años que padezcan una enfermedad terminal reciban asistencia para morir. Además, a diferencia de propuestas pasadas, la iniciativa de Leadbeater impone más requisitos a los interesados y convierte en delito, con penas de hasta 14 años, presionar, coaccionar o engañar a alguien para que se quite la vida o declare que quiere acabar con ella.
Al hilo, el documento aprobado este viernes por mayoría declara que los pacientes interesados que quieran morir deben llevar al menos 12 meses recibiendo atención de su médico de cabecera –el cual que afirme su condición–, y ser residentes en Inglaterra o Gales. Asimismo, el enfermo debe ser el único que tome la decisión; por lo tanto, su condición de salud mental debe ser óptima.
Para que esto se cumpla, la diputada laborista ha establecido que los afectados tendrán que hacer dos declaraciones separadas, con testigos y firmadas, sobre su deseo de morir. Además, deberán someterse a la evaluación de dos médicos y obtener una orden judicial. Cuando esto esté claro, el médico será el encargado de preparar el antídoto letal, pero solo el paciente podrá suministrárselo.