
Un centenar de técnicos superiores sanitarios del Hospital Clínic de Barcelona protesta por el Estatuto Marco
Las razones por las que Mónica García ha puesto a los médicos en pie de guerra
El próximo 23 de mayo se ha aprobado una convocatoria de huelga a nivel nacional. Además, los días 5 y 12 de marzo habrá concentraciones en varias ciudades
El próximo 23 de mayo el sistema sanitario español se paralizará. Los sanitarios no pueden más con las falsas promesas de Mónica García, ministra de Sanidad, y el enrevesado y nada cuidado Estatuto Marco. Por ello, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) con el respaldo del Sindicato Médico Andaluz (SMA) ha aprobado la convocatoria de huelga para el próximo mes de mayo. A esta se le sumarán las concentraciones en ciudades de toda España los próximos 5 y 12 de marzo.
En un contexto de profundo malestar entre profesionales y sindicatos, a principios de año, alguien filtró el borrador, lo que resultó ser un alivio para muchos, ya que al menos pudieron conocer su contenido.
Tras la filtración, en la presentación del Estatuto Marco, Mónica García propuso que los cargos directivos profesionales, como los jefes de servicio, trabajen exclusivamente en la sanidad pública, prohibiéndoles compatibilizar su labor con otros empleos fuera del Sistema Nacional de Salud (SNS). Además, anunció la eliminación de las guardias de 24 horas. Con la esperanza de un cambio, Amyts, junto con Metges de Cataluña y el Sindicato Médico de Euskadi (SME), presentó una propuesta.
«Cada vez más gente empieza a entender en qué condiciones trabajamos los médicos desde 2003», lamentó la cirujana Ángela Hernández, secretaria general del sindicato Amyts, en una entrevista a este medio. Así, explicó que, además del problema principal, que es la jornada laboral en el borrador, está la «jornada complementaria», ya que solo le han cambiado el nombre por «jornada de guardería», pero sigue siendo una situación excepcional que solo afecta a médicos y facultativos, sin aplicarse al resto del personal sanitario.Otro punto clave es el límite de 48 horas semanales de trabajo efectivo. Aunque reducen el cómputo de seis a cuatro meses, sigue habiendo una gran diferencia con respecto a otros sectores, especialmente cuando a nivel general se discute reducir la jornada a 37,5 horas para mejorar la productividad y la conciliación. La secretaria general del sindicato madrileño denunció que estas horas extras no se contabilizan correctamente.
Además, señaló una situación que «nos tiene agotados». Cuando un médico hace más de tres guardias y media al mes, empieza a acumular jornadas ordinarias pendientes, sin posibilidad de cumplirlas dentro del límite de 48 horas. «Que te digan que debes horas cuando hay especialidades como neurocirugía, donde son muy pocos y tienen que cubrir todo el año, lleva a que haya residentes haciendo guardias de dos días seguidos».
Si bien el límite de 17 horas de trabajo continuado es un avance positivo, la cirujana advierte que su efectividad depende de cómo se ajusten las horas de entrada y salida. En el primer borrador no se contemplaba, pero ahora se ha ratificado que el descanso no se considerará tiempo recuperable de la jornada ordinaria. Sin embargo, esto debería aplicarse también a la mañana, para evitar que las horas se sigan acumulando.
La solución, según Amyts, sería unificar el cómputo de jornada para todos. Sin embargo, esto choca con un problema estructural: la falta de médicos. Implementar este cambio requeriría al menos un tercio más de facultativos, algo inviable actualmente. De hecho, no se espera una mejora hasta 2028-2030, cuando haya un excedente de especialistas.
Qué pasa con los médicos MIR
Durante una rueda de prensa, Mónica García lanzó otra propuesta polémica: obligar a los médicos internos residentes (MIR) a trabajar exclusivamente en la sanidad pública durante sus primeros cinco años. No obstante, tras el rechazo de sindicatos, profesionales y estudiantes, Sanidad dejó la decisión en manos de las comunidades autónomas. Hernández advirtió que esto generará desigualdades entre territorios, ya que algunas regiones serán más flexibles que otras para atraer residentes. Además, consideró que la medida responde a criterios meramente ideológicos.
La cirujana también critica la nueva clasificación profesional, calificándola de «engaño». No solo equipara todos los grados en el nivel A1, sino que no refleja las exigencias de la carrera de Medicina y su especialización. Por ello, Amyts insiste en la necesidad de crear una categoría A1+.
En cuanto al complemento nacional para los grupos siete y ocho del Marco Español de Cualificaciones, la secretaria general de Amyts aseveró que, pese a su anuncio, no tiene «un impacto real en la retribución», ya que no está asociado a ningún incremento salarial. Asimismo, aunque se plantea la recuperación de la paga extraordinaria completa, algunos complementos seguirán sin incluirse.