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Ricardo díaz martín

¿Qué aprendimos realmente tras cinco años de pandemia?

Este aniversario debería servirnos no solo para recordar el dolor pasado, sino para reafirmar nuestro compromiso con una sociedad más justa, solidaria y guiada por la evidencia científica

El próximo 14 de marzo se cumplen cinco años del confinamiento que cambió nuestras vidas, decretado para contener la pandemia del Covid-19. Desde mi perspectiva como entonces decano del Colegio de Químicos de Madrid, y ahora presidente del Consejo General de Colegios de Químicos de España, no puedo evitar reflexionar sobre una pregunta clave: ¿hemos aprendido algo realmente como sociedad de aquellos días tan difíciles?

Recuerdo perfectamente el 9 de marzo de 2020. Participaba en una mesa redonda en el Centro de Estudios Financieros para debatir sobre prevención de riesgos laborales. En un ambiente inicialmente relajado, alerté con cifras sólidas y basadas en modelos matemáticos, sobre la inminente necesidad hospitalaria y de camas UCI que afrontaríamos en pocos días. Los cálculos realizados a partir de los datos experimentales obtenidos de la evolución del Covid-19 en China y aplicados al contexto social y sanitario muy similar de Italia nos dieron resultados alarmantes. Durante el desarrollo de aquella conferencia, nos sorprendió la noticia de que el Gobierno Autonómico de Madrid acababa de decretar el cierre de los colegios ante el aumento exponencial de casos, noticia que algunos participantes recibieron con incredulidad y escepticismo.

Esta situación ilustraba una realidad preocupante: la decisión científica, clara y basada en datos reales, se enfrentaba a un fuerte ambiente negacionista. Apenas unas horas antes, la sociedad había salido masivamente a manifestarse, animada por el Gobierno de España y sin prever el riesgo evidente. En cuestión de horas, la realidad se impuso dolorosamente, y nuestro país comenzó a vivir uno de los momentos más dramáticos de su historia reciente.

Cinco años después, es necesario preguntarnos si hemos aprendido la importancia fundamental de basar las decisiones públicas en datos reales, objetivos y fiables corroborados por la ciencia y no en intereses políticos, creencias personales o ideologías. Durante la pandemia, quedó claro que las decisiones políticas deben estar sustentadas por la transparencia, la responsabilidad y el rigor científico. En estos cinco años, ¿hemos sido capaces de tomar decisiones que afectan a la salud y a la seguridad de la población sin prismas políticos? ¿Hemos sido capaces de no intentar sacar beneficio político de las catástrofes? ¿Hemos sido capaces de interiorizar la responsabilidad de los cargos, asumir errores y presentar honorables dimisiones? La respuesta es tan evidente como profundamente desconsoladora.

Otra lección que no se debería olvidar es la imperiosa necesidad de comunicar a la sociedad los problemas existentes de manera veraz, tratando a la ciudadanía como a adultos responsables y facilitando la comprensión razonada de medidas que afectan a su vida diaria.

En lo individual, cada uno de nosotros experimentó la importancia esencial de aspectos tan humanos como la socialización, el contacto físico, el abrazo sincero o el sencillo gesto de estrechar una mano. La pandemia nos arrebató temporalmente la convivencia y nos recordó, en ausencia, el verdadero valor de la cercanía y la empatía humana. Aquellos aplausos espontáneos a los sanitarios y trabajadores esenciales deben quedar grabados en nuestra memoria colectiva como símbolo de solidaridad, patriotismo y agradecimiento.

Ahora es tiempo de reflexionar si ese espíritu solidario ha calado profundamente en nuestra sociedad o si hemos vuelto a viejas dinámicas, olvidando la responsabilidad compartida que, la inmensa mayoría de la sociedad española demostró durante la crisis. Demostramos ser una sociedad fuerte que, a pesar de verse sorprendida por las circunstancias y la falta de decisión y previsión de su clase política, supo sacar lo mejor de sí misma y superar una situación para la que nadie nos preparó.

Este aniversario debería servirnos no solo para recordar el dolor pasado, sino para reafirmar nuestro compromiso con una sociedad más justa, solidaria y guiada por la evidencia científica. Que estos cinco años transcurridos sean un punto de inflexión hacia un futuro en el que nunca olvidemos lo vivido y lo aprendido.

  • Ricardo Díaz Martín es decano del Consejo General de Colegios Oficiales de Químicos de España