Pero los estudios indican que la selva tropical está cerca de un «punto de inflexión», en el que se secará y se convertirá en sabana, con 390 mil millones de árboles muriendo en masa. La destrucción ya se está acelerando, especialmente desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019 en Brasil, hogar del 60 por ciento de la Amazonia, con un impulso para abrir tierras protegidas a la agroindustria y la minería.