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Paco Castañares

Entrevista

Paco Castañares: «No, señor Sánchez, el cambio climático no mata, mata la falta de gestión»

El portavoz de la plataforma Amigos de Monfragüe critica el proteccionismo y las políticas dictadas «por los ecologistas de ciudad»

Cuando estalló el incendio en Casas de Miravete, dentro de la ola de fuegos que azota a media España, trascendió el funesto vaticinio que la plataforma Amigos de Monfragüe había hecho un mes antes, apuntando en este caso a la Junta de Extremadura por sus (no) políticas de prevención: «No se puede hacer peor en materia de gestión forestal».

La reciente visita de Pedro Sánchez y Guillermo Fernández Vara no contribuyó a calmar los ánimos. Vecinos y ganaderos increparon a ambos dirigentes. Las palabras del presidente de Gobierno, achacando al cambio climático toda la responsabilidad de la virulencia de las llamas, han acabado por soliviantar a los lugareños.

Es el caso de Paco Castañares, portavoz de la mencionada Asociación Amigos de Monfragüe, y gran conocedor de los incendios forestales y su comportamiento, como presidente de la Asociación de Empresarios Forestales y Medio Ambientales.

En esta conversación con El Debate, Castañares culpa al negacionismo y al proteccionismo de la situación del medio rural, en políticas dictadas por «ecologistas de ciudad» que han acabado atando de manos y pies a los habitantes y trabajadores del mundo rural.

–¿Qué ha fallado en las políticas de extinción de incendios actuales?

–Han fallado las de extinción y también las de prevención, que son las dos dimensiones de los incendios. Porque apagarlos, cuando tienen tanta capacidad de daño, debido a la gran acumulación de combustible tras muchos años sin hacer trabajo preventivo, es casi imposible. El combustible se acumula, las sequías son mayores, y al final tenemos un auténtico polvorín. A mayor combustible, más energía térmica, que son lo que originan los megaincendios actuales. Si esto ocurre, no hay medio humano que se enfrente a ello. Si lo de ahora nos ha parecido un horror, no es nada comparado con lo que viene.

Si no hay trabajo de prevención, no hay medio humano que luego se enfrente a un megaincendio

–El caso es que desde la asociación Amigos de Monfragüe ya alertasteis con antelación de que esto podía ocurrir…

–Y nadie tomo ninguna consideración. Y ahí están las pruebas evidentes. Hectáreas que han ardido dentro de reservas de la biosfera, los espacios de mayor valor ecológico del mundo. El riesgo además sigue existiendo. Queda mucho verano y sigo con la misma preocupación que tenía hace unas semanas. Hemos tenido suerte con el viento, que salvó el Parque Nacional y a la vez condenó a los habitantes del entorno, que han perdido todo absolutamente.

–Las palabras de Sánchez y el cambio climático…¿fue una manera de escurrir el bulto?

–Podría haber hablado también de la guerra de Putin y la pandemia, estoy acostumbrado a este tipo de cosas. No quiero entrar en otras consideraciones, pero decir que es el cambio climático el que mata.. No, no, en incendios, lo que mata es la acumulación de combustible. Y lo que mata es la falta de gestión, y la irresponsabilidad de una Administración que sigue haciendo negacionismo en la interacción del hombre con el medio en el que vive: Monfragüe es el resultado de 10.000 años de historia de los habitantes manejando su entorno, y ahí están las pinturas rupestres que lo demuestran. El hombre modeló un espacio singular.

Los modernos ecologistas de ciudad quieren imponer al mundo rural sus reglas

Pero ahora nos encontramos con modernos ecologistas domingueros que tienen la cultura de la ciudad y que quieren imponernos sus reglas. Llevamos muchos años practicando nuestra cultura rural para que vengan de fuera y nos expulsen de nuestro entorno, es decir, ganaderos que no pueden meter su ganado en una finca por coincidir parte del terreno con el Parque Natural… ¿Pero no habíamos quedado que el pastoreo era bueno y preventivo? ¿Que la extracción de combustible y la apertura de espacios al bosque es la mejor medicina? ¿No hay ya suficientes ejemplos? Todo esto es resultado del negacionismo. Parece que los humanos de Monfragüe viniéramos de Marte. Somos una especie más cuya presencia es fundamental para el mantenimiento del ecosistema. Esto no es el Amazonas, esto es un bosque mediterráneo. Pero eso no lo saben los que solo vienen el fin de semana a hacerse un selfie.

–¿Los incendios son el síntoma que ahora duele dentro del abandono a eso que se ha venido a llamar la España vaciada?

–Las cosas bien las hemos hecho los habitantes, las que están mal, la Administración. Esto es consecuencia del abandono rural y el despoblamiento. La gente se va porque no tiene futuro. Porque la Administración le impide aprovechar los recursos que tienen a mano, como se ha hecho a lo largo de los siglos. Confunden la conservación de la naturaleza con el proteccionismo a ultranza, que lleva a los grandes incendios forestales y nuestra desaparición. Ellos quieren un paisaje inmaculado, pero no habitado, explotado, gestionado. Si no entienden eso, quedan inhabilitados para participar en el debate del futuro del medio rural.

Camino de la peor campaña desde 2012

Los incendios han arrasado en España en lo que va de año 182.497 hectáreas forestales, con lo que en poco más de seis meses y medio han ardido sólo 7.000 hectáreas menos que en todo 2012, año en el que ardieron el récord de 189.376 hectáreas, según datos del organismo europeo EFFIS basados en imágenes por satélite

Según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés), que usa para sus cálculos imágenes satelitales de Copernicus, la superficie quemada hasta la fecha superara ya a la de todo 2017, segundo peor año de la serie histórica (iniciada en 2006), con 130.920 hectáreas arrasadas por las llamas.

​Las cifras arrojadas por EFFIS superan ampliamente a las aportadas por el Gobierno, que, basándose en datos de las comunidades autónomas, ha cifrado en 70.000 las hectáreas arradas hasta el 10 de julio, con lo que no contempla los incendios de los últimos días.

Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica han apuntado que, además, las cifras reales de afectación de un incendio pueden tardar años en conocerse y que para una mayor precisión los datos deben tomarse sobre el terreno.