Sequía
Las trágicas urgencias por la sequía: ganaderos que sacrifican a sus reses por no poder darles de beber
La falta de lluvias se une a la subida de los precios de la luz, el combustible y, sobre todo, los piensos y forrajes para la alimentación de los animales
Sacrificar árboles para sobrevivir: la dura decisión de los agricultores para hacer frente a la sequía
El sector ganadero es otro de los más afectados por la grave sequía del campo. La situación es tan dramática que algunos de ellos se han visto obligados incluso a sacrificar a sus animales.
La actual sequía, en un periodo extremadamente seco y de altas temperaturas, es el penúltimo clavo en el ataúd de un sector que lleva arrastrando penurias desde el encarecimiento de precios y la ausencia o escasez de materias primas.
«Esto es una vuelta más de tuerca a ese tornillo que no da más, el problema del agua es muy grave, si nos quedamos sin agua para los animales no tenemos nada, la situación es dramática y eso que estamos en Galicia, que ha llovido un poco más», declaraba recientemente el ganadero Roberto López en Telecinco.
«Casi 800 granjas han cerrado el último año, os avisé, está bajando toda la producción láctea, cada vez hay menos ganaderos y menos vacas».
El 'annus horribilis' de la ganadería
La crisis del sector ganadero que ha llevado al sacrificio de miles de animales sanos es la demostración última de lo mal que marchan las cosas este 2022.
En los últimos meses, se ha llegado al punto de recoger a cientos de animales en explotaciones de toda España, cargarlos en los camiones y llevarlos directamente al matadero.
«El problema del agua es muy muy grave. Si nos quedamos sin agua en los campos, lo primero que falta es el forraje para alimentar a las vacas», explicaba Roberto en la televisión. «Cada animal necesita 120 litros de agua al día», señala el ganadero.
En este punto, se producen abandonos. Cierran explotaciones ganaderas. Otros optan por quedarse con una pequeña parte, sacrifican al resto y aguantan con lo que salvan a la espera de ayudas o soluciones. A otros, esta crisis les llega próximos a su jubilación y con la firme decisión, ante la falta de relevo generacional, de vender a sus animales. Si no hubiera comprador, el matadero también sería su destino.
Los agricultores, por la misma senda
Los agricultores han tenido que enfrentarse a una situación similar.
Como contábamos en El Debate, sacrificar la producción –o parte de ella– para intentar seguir adelante. Este es el dilema al que se han enfrentado muchos agricultores españoles ante la grave sequía que ha afectado a la Península Ibérica.
En Andalucía, los aguacates y la aceituna de mesa están en peligro. La falta de agua hace que el fruto no engorde lo suficiente y se arrugue.
El aguacate, uno de los productos estrella del campo malagueño, está pagando la escasez. Una situación que tiene difícil salida: hay quien arranca la planta entera con vistas a replantar más adelante o quien, al menos, se ve obligado a realizar podas severas.
Arrancar árboles viejos, los cuales proporcionan un fruto cuya calidad empieza a bajar, permite asegurar la supervivencia de los árboles más fecundos, los cuales sí podrán ser regados con los escasos recursos de los que ahora se dispone.
La crisis cuesta vidas humanas
Los datos hablan por sí solos: entre 2015 y 2019, se quitaron la vida voluntariamente una media de 370 agricultores por año en el país vecino. Se cree que la crisis derivada del virus de Wuhan aceleró esta otra epidemia. La guerra de Ucrania, la inflación, la subida de los costes y la sequía han hecho el resto.