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Un agricultor labra la tierra, donde la escasez de lluvias y las altas temperaturas provocan una gran polvaredaEFE

La sequía asfixia ya al 80 % del campo y produce pérdidas en más de 5 millones de hectáreas de cereales

La ganadería también sufre las consecuencias de la escasez de agua por la ausencia de pastos, que obliga a comprar pienso y forraje

La falta de agua complica cada vez más el trabajo de los agricultores. Este sector es uno de los más afectados, aunque la ganadería extensiva también ve agravada su situación por la ausencia de pastos. Un panorama que se puede complicar aún más si, a lo largo del verano, se extienden las restricciones que ya se han comenzado a implementar en algunas localidades andaluzas y catalanas, dos de las comunidades más afectadas por la escasez.

Las previsiones, además, no son halagüeñas. A pesar de que llueve y seguirá haciéndolo los próximos días en el tercio norte peninsular, la situación en el resto de España es completamente diferente. Mientras que en regiones como Galicia, Asturias, País Vasco o Castilla y León las reservas de agua están en niveles bastante aceptables, en otras zonas del país superan ya los 130 días sin lluvias relevantes. Y los datos así lo reflejan: las precipitaciones en el presente año hidrológico, en comparación con el valor medio normal entre los años 1991 y 2020, es de un -18,8 %.

Una realidad que, en un principio, persistirá durante todo el verano, un período tradicionalmente seco en España. Las miradas están puestas, por tanto, en el otoño, y es que los primeros modelos apuntan que podría ser especialmente húmedo, algo que vendría a los profesionales del campo como agua de mayo.

Pero la sequía que estamos atravesando ha generado ya, según un informe de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), pérdidas irreversibles en más de cinco millones de hectáreas de cereales de secano. De hecho, en el caso del trigo y la cebada, se da ya directamente por perdido en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, Aragón, Comunidad de Madrid, Cataluña y Castilla y León.

En el caso de las explotaciones de frutales, las restricciones de regadío amenazan seriamente la viabilidad de los árboles y muchos agricultores se verán obligados al arranque en zonas como Andalucía, Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña.

De igual manera, en la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, una de las que se encuentra en peor situación, se da ya por perdida la campaña del arroz, tras la comisión de desembalse y las «bajas dotaciones que se han aprobado», según COAG, que hacen que no sea posible llevar a cabo el cultivo. Se compara este panorama con la sequía de 1995, y se encadenan cinco años en los que las aportaciones a los embalses recibidas durante el año hidrológico no han permitido recuperar el volumen que se desembalsa durante la campaña de regadío.

Tal y como informa la nota técnica del informe, todos los cultivos andaluces van a verse afectados «no solo por los recortes de este año, sino por el déficit que arrastran de la campaña anterior». En la zona del Bajo Guadalquivir y Cádiz va a dejar de sembrarse tomate, zanahoria, brócoli o coliflor. También se está dudando, según comentan, sobre si sembrar algodón, típico de estas comarcas, por la falta de agua.

Además, los árboles necesitan riego para poder tener producción en la próxima campaña y están peligrando cultivos de invierno como remolacha, ajos y cebollas. Tanto los terrenos de secano como los de regadío se están viendo afectados por esta escasez y, en el caso de los últimos, se prevén restricciones de hasta un 80 %.

La ganadería, también afectada

Pero esta situación de emergencia no es solo aplicable a la agricultura. La ganadería extensiva, principalmente la cabaña ovina-caprina y el vacuno, ve agravada su situación por la ausencia de pastos, por lo que los ganaderos tienen que recurrir a la compra de pienso y forraje para mantener a sus animales.

El precio de estos productos, especialmente del forraje, se ha duplicado en el último mes y se atisban problemas de abastecimiento durante los próximos meses. Y es que, según lamentan desde las asociaciones, entre el sobrecoste del pienso y el de la paja van a tener muchos problemas para alimentar y mantener a los animales: «Será un ejercicio de supervivencia, en lugar de realizar engorde».

De igual forma, se alerta de que, de no llover, el agua para abrevar el ganado se tendrá que trasladar con cubas. Todo esto, alertan, está causando un abandono de la ganadería extensiva que está derivando en la venta de las explotaciones.

Una situación parecida es la que atraviesan los apicultores. La falta de vegetación y floración en los montes impide que las abejas puedan alimentarse y producir miel. Esto resultaría en la tercera campaña sin cosecha para estos profesionales.

La falta de lluvia, por tanto, seguirá generando circunstancias difíciles para los trabajadores del campo, que ven en este uno de los peores años para su actividad. En función de cómo venga el otoño se podrán salvar –o no– de una posible ruina que ya acecha.