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Residuos plásticos en la arena de una playaFreepik

Remunerar al devolver los envases y más impuestos: así pretende la ONU frenar la contaminación por plástico

Se calcula que entre el 15 y el 40 % de este material termina cada año en los mares donde, además, tarda cientos de años en descomponerse

Desde hace unos años, las instituciones a todos los niveles tratan de reducir el uso de plásticos. Solo basta acudir a cualquier supermercado o tienda para observar cómo prácticamente todos los productos vienen embalados en este material de un solo uso: botellas, bandejas, films, paquetes...

Su utilización, unida a una baja tasa de reciclaje, hace que los residuos que genera terminen contaminando nuestras vías fluviales y océanos, así como matando la vida silvestre e infiltrándose en nuestra cadena alimentaria. Y es que se calcula que entre el 15 y el 40 % del plástico producido en el mundo termina cada año en los mares donde, además, tarda cientos de años en descomponerse.

Para ponerle freno a esta situación, son muchos expertos los que advierten ya que el reciclaje por sí solo no es una solución sostenible. Según explican desde la Universidad Camilo José Cela, la gran mayoría de los desechos plásticos recogidos para reciclar en realidad son exportados a países pobres, incinerados, convertidos en objetos no reciclables, o arrojados directamente al vertedero. Por eso, apuntan que la verdadera solución es rechazar el plástico de usar y tirar.

Por ello, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) ha diseñado una receta con soluciones con las calcula que se podría reducir un 80 por ciento la contaminación por plástico de aquí a 2040 siempre y cuando los países y las empresas realicen «cambios profundos» tanto en sus políticas como en el mercado a través del uso de tecnologías ya existentes.

Reutilización y remunerar la devolución

En su receta, el PNUMA sugiere eliminar primero los plásticos «problemáticos e innecesarios» y, a continuación pide incorporar tres cambios en el mercado: reutilizar, reciclar y reorientar y diversificar productos. Para ello, proponen medidas como la reutilización con botellas recargables, los dispensadores a granel o los planes de depósito y devolución de envases.

Algunas ideas, como esta última de remunerar la devolución de los envases ya se ponía en práctica hace unas décadas, cuando al devolver los cascos de las botellas te devolvían unas pesetas de más que se abonaban junto con el precio del producto. Este sistema ya lo aplican cerca de 40 países en todo el mundo y se ha mostrado más efectivo, ya que el consumidor consigue un 'descuento' en su compra al devolver las botellas de plástico.

El PNUMA insta, asimismo, al reemplazo de productos como envoltorios de plástico, bolsitas y artículos para llevar con productos hechos de materiales alternativos –como el papel o los materiales compostables– que puede generar una disminución adicional del 17 por ciento en la contaminación plástica. Aun con todo, el organismo de la ONU admite que será necesario gestionar 100 millones de toneladas métricas de plásticos de productos de un solo uso y de vida corta cada año hasta 2040.

Estima, igualmente, que el cambio a una economía circular permitiría ahorrar hasta 1.270 millones de dólares en gastos de reciclaje y hasta 3.250 millones en externalidades evitadas en la salud, el clima, la contaminación del aire o la degradación del ecosistema marino.

El reciclaje no funciona

Los autores del informe relatan que el sistema de reciclaje no está funcionando, ya que es más económico producir plástico virgen que reciclar el que ya tenemos. En Europa, el material reciclado es entre un 10 y 47 por ciento más caro que el nuevo, por lo que instan a la creación de un marco fiscal global para permitir que los materiales reciclados «compitan en igualdad de condiciones con los materiales vírgenes, crear una economía de escala para las soluciones y establecer sistemas de seguimiento y mecanismos de financiación».

Los expertos apuestan, por tanto, por incluir un impuesto a los plásticos vírgenes y suprimir las ayudas públicas que incentivan la producción de más cantidad de este material. De igual manera, se solicita la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y la obligación a que todos los productos tengan un tanto por ciento de materiales reciclados.

Impuesto al plástico en España

Este paquete de medidas que ahora deberán –o no– implantar los diferentes estados se uniría a otras leyes que ya están en vigor, como la de residuos y suelos contaminados para una economía circular, también conocida como impuesto al plástico. Este grava con una tasa de 0,45 euros el kilo de este material utilizado para fabricar envases de un solo uso.

El objetivo de esta medida fiscal, una vez más, es incentivar la economía circular, proteger el medio ambiente, así como impulsar comportamientos respetuosos con el entorno natural, corregir externalidades ambientales y prevenir la generación de residuos. Una penalización que, por otra parte, termina pagando el consumidor al adquirir envases no reutilizables que contengan plástico, como las botellas y latas de refresco o las cajas en las que se guardan los palés para el transporte.