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Sagrario Pérez-Castellanos durante la presentación de los cinco años del proyecto Mares Circulares

Sagrario Pérez-Castellanos, Directora Gral. de Calidad Ambiental, Sostenibilidad y Cambio Climático de la Xunta de Galicia

«El primer Ministerio de Medio Ambiente de este país lo hizo un gobierno del Partido Popular»

Cree que si Feijóo llega a la presidencia del Gobierno tratará los temas medioambientales «como lo ha hecho durante todos estos años: desde la sensatez, en el centro, en el equilibrio»

Esta semana se celebraron dos días mundiales que pretenden concienciar a la población de la importancia de lo que nos rodea: se trata del día del Medio Ambiente y del Día de los Océanos. Y es que cabe destacar que estas masas de agua son unas de las más perjudicadas por la acción del hombre.

La semana pasada se presentó en Bayona (Pontevedra) el balance de los cinco años del proyecto Mares Circulares, impulsado por Coca-Cola y que busca mejorar la calidad de las aguas del planeta mediante la limpieza y concienciar a ciudadanos y empresas para sobre reciclaje y economía circular.

Sagrario Pérez-Castellanos, directora general de Calidad Ambiental, Sostenibilidad y Cambio Climático de la Xunta de Galicia, estuvo presente en la presentación y subrayó que iniciativas de sensibilización como esta cumplen un papel clave a la hora de agitar conciencias y animar a la sociedad a actuar responsablemente como individuos a través de la búsqueda de «embajadores».

–¿Cómo está actuando la Xunta de Galicia para cuidar el medio ambiente?

–Estamos intentando conciliar el desarrollo humano y económico de la sociedad con el respeto al entorno para formar parte equilibrada del ecosistema. Uno de nuestros sectores más paradigmáticos, como puede ser el sector pesquero, está perfectamente implicado en este proyecto.

–¿Qué medidas van a poner en marcha para continuar con esta dinámica?

–En materia de basura dispersa en el medio natural tenemos diferenciadas dos actuaciones: una en tierra –en los puntos de vertido incontrolado, donde los residuos que aparecen te van diciendo qué es lo que hay alrededor y puedes hacer una actuación ad hoc– y también el ámbito marino, donde los residuos pueden llegar a ser prácticamente irrecuperables. Por ello hay que hacer una sensibilización más individual, de tratar de trabajar con los sectores que puedan tener ese potencial contaminante para ver cómo podemos prevenir esos residuos y también que colaboren en campañas de concienciación de la ciudadanía. Cuando dependes de 2,8 millones de individuos, esto es difícil. El trabajo en la escuela creemos que es esencial, que los niños conozcan cuáles son los efectos de no hacer las cosas bien.

¿Cómo lo estáis implementando en los colegios?

–En Galicia existe un proyecto que se llama Proxecta, que es de innovación educativa. Tenemos también lo que se llaman las Escuelas Verdes en las cuales, por ejemplo, nuestra empresa pública de gestión de residuos municipales da formación al profesorado para que estos lo puedan trasladar a los a los niños. Igualmente, hay escuelas de MeteoGalicia que les enseñan cómo se hacen las proyecciones de cambio climático. Asimismo, les procuramos visitas a la Sociedade Galega do Medio Ambiente (SOGAMA), la empresa de gestión de residuos, una experiencia imprescindible. De hecho, yo fletaría autobuses de toda la ciudadanía para que vieran adónde llegan esas bolsas negras y las cantidades de basura que generamos. Incidimos en la recogida selectiva y para ello trabajamos también con Ecoembes y con otros grupos que tienen proyectos de educación.

Tenemos, asimismo, muy buena colaboración con la Consellería de Educación y hay mucha aceptación, sobre todo en las Escuelas Verdes. Probablemente tengamos que evolucionar hacia una educación reglada en la que todo esto forme parte del currículo. De hecho. ya se está empezando a incluir. Tiene que haber una formación para que los niños conozcan todo lo que les rodea y lo que pueden influir sus acciones de forma positiva en el cambio climático.

No vamos a gastar recursos en demostrar que el cambio climático existe porque esa etapa ya la tenemos que superar

¿Cómo convencería a aquellas personas que creen que el cambio climático no existe?

–Cuando rozas cuestiones ideológicas es muy difícil incidir. Es indiscutible. Da igual si te lo crees o no te lo crees, la cuestión es que podemos hacer cosas y tenemos la obligación de hacerlo. No vamos a gastar recursos en demostrar que existe porque esa etapa ya la tenemos que superar. La fase de discusión de si hay cambio climático o no tiene que pasar. Las medidas que se impulsan no suponen un cambio radical en nuestra forma de vivir: son pequeños gestos, pequeños cambios gracias a los cuales vamos a poder mantener todo lo que lo que tenemos. No hay por qué hacer una vuelta a las cavernas. Yo creo que la sociedad evoluciona y, de la misma manera que no renunciaríamos a vivir con la luz eléctrica, no lo haremos con otras, pero podemos realizarlas de otra forma. No me desgasto más en convencer a nadie: el cambio climático está, ha existido siempre, pero en este momento es cuando tenemos un nivel de conocimiento tecnológico y científico que nos va a permitir influir positivamente.

–Usted ha trabajado con Alberto Núñez Feijóo aquí en Galicia. ¿Es un negacionista del cambio climático o un 'trumpista' como se le ha acusado?

–Si Feijóo llega a la presidencia del Gobierno tratará los temas medioambientales como lo ha hecho durante todos estos años. Yo solo doy un dato: el primer Ministerio de Medio Ambiente de este país lo hizo un gobierno del PP. No tengo nada más que decir. Lo que no tiene ningún sentido es la disyuntiva entre el todo o la nada. Voy a utilizar una frase que dice Alberto Núñez Feijóo: «Hay que conseguir el desarrollo sosegado». Aquí decimos con sentidiño. No puedes pasar de todo lo que tenemos a desmontarlo y decir: «no puedes comer carne». En el medio está la virtud y ahí es donde el PP de Feijóo quiere estar: en la sensatez, en el centro, en el equilibrio. Y de no ser así yo no hubiera aceptado ser parte de su gobierno. En su etapa como presidente, a la que yo he pertenecido, hemos sacado temas adelante como la Alianza por el Clima y ahora mismo estamos con la primera ley que recoge servicios ecosistémicos. Eso no lo hace un gobierno negacionista, lo hace un gobierno del PP.

¿Puede haber un equilibrio entre las renovables y el cuidado del medio ambiente?

–Soy la responsable de la aprobación final de las declaraciones de impacto ambiental de los parques eólicos que son de carácter autonómico. La respuesta de todas las asociaciones y los concellos con los que me he reunido es: «Eólica sí, pero aquí no». Por tanto, la reflexión es que estamos haciéndolo mal, porque quizá lo que tendríamos que haber hecho es haber abierto un diálogo. La Comisión Europea dijo el otro día que España tiene más potencia instalada de renovables que capacidad de la red. Eso es hacer las cosas por aparentar. Por tanto, si hubiésemos realizado este aluvión sosegadamente y hablándolo entre todos, no hubiera provocado esta inercia.

Esto es lo que yo llamo el síndrome de la bella durmiente: la que te provoca rechazo a todo es el hada a la que no invitas. Es decir, se expropian los terrenos donde están los parques, se indemniza a los propietarios, se negocia con el Ayuntamiento... Pero a lo mejor hay un vecino que no le toca nada de esto y que ve cómo le ponen allí un molino. Ese es el que, como no está invitado al baile, te va a poner la aguja en la rueca. De eso van los servicios ecosistémicos, de entender de todo lo que tú vas a afectar, incluso una romería. Me escribía una señora y me decía que, aun a pesar de tener un parque eólico enfrente, paga la luz al mismo precio que el que vive con vistas al Parque del Retiro de Madrid. Nosotros con esta ley pretendemos que haya beneficios socioeconómicos. Pero no solo dinero, sino construcción de sociedad, de alternativas de vida, de que se combata el abandono de los pueblos y el reto demográfico.

¿Se ve como ministra de Medio Ambiente?

–La pregunta no es correcta, como decía Gomaespuma. Primero queda mucho trecho por hacer.