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Cada europeo desperdicia 130 kilos de comida al añoGTRES

Bruselas pretende reducir un 30 % por ley el desperdicio de alimentos para 2030

La Comisión Europea propone también exprimir al máximo el ADN de las plantas en los cultivos para hacerlos más resistentes ante plagas y sequías

En la Unión Europea se tiran cada año 59 millones de toneladas de comida, lo que quiere decir que cada ciudadano europeo desperdicia en comida más de 130 kilos anuales. Esto equivale al 10 % de la producción alimentaria, por lo que a esas cifras habría que sumarle lo que se malgasta en agua y energía.

La Comisión Europea pretende poner fin a estas cifras y propondrá este miércoles una ley para reducir un 30 % el desperdicio alimentario de aquí a 2030. La propuesta forma parte de un amplio paquete legislativo sobre agricultura y medio ambiente que incluirá también una mejora de los cultivos gracias a la utilización del ADN de las plantas.

Se trata de una propuesta que la Comisión tendrá que negociar con los 27 y, después, con el Parlamento Europeo en el marco de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, que tiene como prioridad avanzar en la transición ecológica. De ahí que se trate de dotar a la UE de un sistema alimentario sostenible y que garantice la producción agrícola a largo plazo.

El objetivo de la norma es reducir la comida que se malgasta principalmente en restaurantes, supermercados y hogares. La intención es reducir un 30 % el desperdicio para 2030 en relación con 2020 y un 10 % en la manufacturación y procesado.

Será algo, de todas formas, difícil de controlar a nivel europeo y serán los países miembros los que tengan que abordar el problema. Las costumbres culinarias son diferentes no solo en cada país sino en cada región, por lo que habría que adaptar la norma. Además, esta tampoco aborda el etiquetado de las fechas de caducidad, por lo que tendría que ser actualizada posteriormente.

Esta parte de la norma será la que afectará al ciudadano de a pie, pero la que más preocupa a los agricultores es la otra vertiente. Se trata de utilizar la ciencia en favor de los cultivos y exprimir al máximo el ADN de las plantas. Se regularán así las nuevas técnicas de edición genómica, una técnica que tiene unos 20 años y que se espera que llegue a comercializarse para 2030.

La nueva tecnología se centra en editar el material genético de un espécimen sin insertar nuevo ADN (mutagénesis) o en introducir genes extraídos de la misma especie o familia (cisgénesis). Se podría decir que es un proceso similar al de seleccionar semillas para mejorar cosechas, pero de forma más rápida y precisa. Se conseguiría, por ejemplo, que los cultivos fueran más resistentes a plagas o a sequías.

Los agricultores ven en esta norma una forma de compensar otros dos ordenamientos que están en proceso a los que se oponen frontalmente: la Ley de Restauración de la Naturaleza para reparar el 20 % de los ecosistemas dañados y la revisión de la Directiva de Pesticidas Sostenibles para reducir un 50 % el uso de plaguicidas químicos.

Se espera que con este nuevo marco regulatorio se pueda hacer frente a potencias como Estados Unidos o China, que están a la cabeza en investigación en materia de agricultura. La utilización de estos avances, eso sí, quedarán prohibidos en el sector orgánico.