El aeropuerto de Rodas, convertido en campamento por los incendios
Con 2,5 millones de visitantes en 2022, la isla griega es uno de los principales destinos del país
El aeropuerto de Rodas parecía este lunes un campamento improvisado a causa del incendio que arrasa parte de la isla griega, con temporeros descansando sobre toallas de playa y las sillas ocupadas por turistas todavía en bañador.
En el vestíbulo de salidas del aeropuerto internacional, muchos viajeros, a la espera de poder regresar a sus países, explican cómo fueron evacuados de los hoteles o de sus residencias vacacionales a orillas del mar Egeo «en unas condiciones de pesadilla».
Entre ellos, se encuentra Daniel-Cladin Schmidt, un alemán de 42 años que vino de vacaciones con su esposa y su hijo de nueve años para pasar unos días en Kiotari, una región del sureste de esta isla del Dodecaneso, afectada por las llamas. «Estamos agotados y traumatizados», dice a AFP. «Creo que no acabamos de darnos cuenta de lo que ha pasado», agrega. En cuanto la alarma de su hotel sonó, les «evacuaron a la playa», cuenta.
«Había miles de personas, los autobuses no podían pasar, tuvimos que caminar más de dos horas [...] No podíamos respirar, nos tapamos la cara para avanzar. Es un milagro», relata emocionado.
«Ningún plan de evacuación»
Con 2,5 millones de visitantes en 2022, Rodas es uno de los principales destinos del país. El sábado y el domingo, unas 30.000 personas fueron evacuadas por precaución ante el avance de las llamas, en lo que, según los bomberos, fue la operación más importante jamás realizada en Grecia.
Con sandalias de plástico y una cinta en el pelo, Audrey y Marylin, que prefieren no decir sus apellidos, también esperan en el vestíbulo del aeropuerto, situado en el noroeste de la isla, frente a las costas turcas. Las dos nigerianas, de 19 y 20 años, viven en Budapest y este verano estaban trabajando como temporeras en un hotel de Lindos, uno de los lugares más visitados de Rodas, conocido por su Acrópolis antigua.
«Sabíamos que había incendios pero parecían estar lejos. Y de repente, todo cambió», comenta Audrey. Según ella, «no se puso en marcha ningún plan de evacuación en particular». Por su parte, Marylin describe los gritos y los llantos, la tensión que se apoderó de los clientes y del personal del hotel. «Tuvimos mucho miedo. Nos fuimos por nuestro propio pie», cuenta la joven, delante de los puntos de reparto de agua y refrigerios dispuestos por el personal del aeropuerto. Como tantos otros, tendrán que arreglárselas solas para volver a casa.
Ni hambre ni sed
Varios países europeos pusieron en marcha, el domingo por la noche, guardias consulares en el aeropuerto para auxiliar a sus nacionales. «Las cosas van mejorando pero muchos aviones están llenos así que hay que tener paciencia. La situación debería normalizarse en unos días», afirma una representante del consulado de Francia en el lugar, pidiendo el anonimato. «Hay operadores turísticos que no contestan así que algunos vacacionistas se ven desamparados y acuden a nosotros», agrega la representante.
Como la mayoría de los hoteles están llenos, las autoridades habilitaron alojamientos de emergencia en edificios públicos, espacios culturales y gimnasios. Los hoteles, en tanto, intentan solucionar los problemas más acuciantes.
«Gestionamos la situación lo mejor que pudimos en esta evacuación gigantesca», explica Manolis Markopoulos, presidente de la asociación de hoteleros de Rodas. «Todo el mundo está a salvo y se encuentra hoy en lugares seguros. Nadie tiene hambre ni sed», añade. Entretanto el fuego seguía arrasando la isla, por séptimo día consecutivo.