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Ejemplares de loboEFE

Fundación Artemisan

La población de lobo ibérico ha aumentado en España un 26 % desde 2014

Este incremento contrasta con la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo, de un 18,9 por ciento, en Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, las cuatro regiones loberas.

La población de lobo ibérico en España ha aumentado un 26 por ciento desde 2014, según un estudio realizado por Fundacion Artemisan, que afirma que este incremento contrasta con la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo, de un 18,9 por ciento, en Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, las cuatro regiones loberas.

El informe, que ha sido remitido a la Comisión Europea, asegura que en la actualidad se puede hablar de unas 400 manadas de lobos compartidas entre las comunidades autónomas y unas 380 exclusivas, lo que equivale a una población estimada de unos 2.800 ejemplares.

La mayor parte de las poblaciones está en las cuatro comunidades del noroeste, aunque su presencia se está consolidaron en Madrid, La Rioja, Castilla-La Mancha y ya se detecta con frecuencia en otras como Aragón, Extremadura y Cataluña.

El cálculo realizado por la entidad estima en más de 8.000 los ataques al ganado extensivo, es decir unos 22 ataques diarios, con 10.000 cabezas predadas, 27 al día, que se traducen en «un gasto» de 3,5 millones de euros en compensación de daños y más de 4 millones de euros en medidas preventivas.

El documento asegura que en todas las comunidades con presencia de lobos se han registrado daños en la cabaña ganadera, lo que conlleva «emplear importantes cantidades económicas» en la compensación de daños y medidas preventivas.

Fundación Artemisan añade a estos datos que hay zonas en España como Los Ancares, entre Galicia y Castilla y León donde la presencia de lobo, unida a la expansión de enfermedades como la Cephenemia stimulator, está contribuyendo a la rarificación y desaparición de especies como el corzo, o el caso de Gredos, donde su presencia ha influido en las poblaciones de macho montés y su estructura poblacional.

El 'Informe sobre la situación del lobo ibérico (Canis lupus signatus) en España: poblaciones y efectos en la ganadería' ha sido remitido por la entidad a la Comisión Europea, que ha pedido a los Estados miembro, comunidades locales, científicos y otras partes interesadas que realicen aportaciones antes del 22 de septiembre de cara a estudiar una posible modificación del estatus de la protección del lobo en toda Europa.

Ahora, una vez que la Comisión estudie todas estas observaciones, decidirá sobre la propuesta de modificar o no la protección de este cánido y actualizar el marco jurídico para, en caso necesario, introducir una mayor flexibilidad a la luz de la evolución de la especie.

En la elaboración del informe la Fundación Artemisan ha revisado la situación, analizado datos de distribución, tamaño poblacional y tendencia en los últimos años, junto con datos sobre los efectos de las poblaciones de lobo en la cabaña ganadera, con información aportada por las distintas comunidades autónomas, competentes en materia de gestión de fauna silvestre y ganadería.

Para esta organización de carácter cinegético, España ha sido a lo largo de los años el «ejemplo a seguir» en la gestión y recuperación del lobo. De hecho, añade que el mayor incremento poblacional de la especie se produjo antes de su inclusión en el catálogo, cuando la especie aún se gestionaba cinegéticamente, lo que «demuestra no solo que su caza no era un factor que afectara de forma negativa, sino que contribuía a su buen estado de salud».

Por ello, la entidad subraya que apostará «siempre» por la convivencia con el lobo pero a través de una gestión acorde con las poblaciones existentes, que asegure la compatibilidad con la ganadería extensiva en España, sector clave para el mantenimiento de la biodiversidad, la socioeconomía rural y para la prevención de incendios forestales.

Asimismo, anima a la Comisión Europea a tener en cuenta los datos reales del lobo en España y le pide replantearse su «excesivo grado de proteccionismo, que está generando graves problemas de convivencia y que amenaza al mundo rural, e incluso a la propia supervivencia de la especie».

Castilla y León y Galicia

Por comunidades autónomas, el informe señala que en Andalucía no existen poblaciones ni evidencia científica de su presencia en los últimos años y, aunque la población de Sierra Morena es uno de los núcleos poblacionales históricos de la especie, «no hay evidencias de la existencia de grupos reproductores desde el año 2003» ni ataques al ganado desde 2010.

En cuanto a Aragón, señala que no se conocen manadas estables de lobos pero sí individuos esporádicos desde el año 2017. En el 2022, el Gobierno de Aragón confirmó la presencia de lobos en once municipios que en total suman unos 5 o 6 ejemplares.

Asturias ha registrado un aumento tanto del área de distribución, hasta los 8.500 kilómetros cuadrados y un incremento del 64 por ciento en su población única, que ha pasado de las 28 manadas exclusivas y 9 compartidas en 2012-2014 (último censo) a 46 manadas y 7 compartidas en 2021.

Aún mayor es el incremento en Cantabria, donde según el informe se ha triplicado (250% más) el número de manadas, que han alcanzado las 27 (20 exclusivas y 7 compartidas) frente a las 8 manadas y 4 compartidas del censo de 2012-2014. En total, la comunidad cántabra acumula unos 600 ataques de lobos al año, hasta las 1.200 cabezadas anuales.

Respecto a Castilla-La Mancha, el informe afirma que está confirmada la presencia de la especie en Guadalajara y desde 2022 en el norte de Toledo, «posiblemente procedentes de Ávila» y los datos oficiales hablan de 4 manadas en 2022 frente a 2 manadas de 2012-2014. Entre 2016-2022 se han contabilizado 62 ataques y 118 cabezas afectadas, todo ello en Guadalajara.

Mientras, Castilla y León tiene presencia de lobo en todas sus provincias como especie reproductora, aunque al norte del Duero las poblaciones han mostrado mayores índices de ocupación.

En total, se confirman en esta región 214 manadas, frente a las 163 exclusivas y 16 compartidas que se contabilizaban en el censo de 2012-2014. En total, esta comunidad autónoma registra un incremento poblacional lobero del 19,5 por ciento que deja la mayor afectación por ataques de toda España.

Los investigadores señalan que los ataques fluctúan pero van en aumento en los últimos 20 años. Así, precisa que entre 2018 y 2021 se contabiliza un crecimiento del número de ataques, que han pasado de 1.910 a 2.669 y con unas pérdidas de media de unas 3.500 cabezas por año.

Según la Junta de Castilla y León, en 2022 se produjeron 3.034 ataques del lobo a explotaciones ganaderas, con 5.080 cabezas de ganado

afectadas, un 19 por ciento más que en 2021 y en los últimos siete años el número de ataques se ha duplicado.

Por su parte, en Cataluña no se han detectado grupos reproductores de lobo aunque podrían tratarse de 5 o 6 individuos dispersantes procedentes de Italia. Tampoco en Extremadura se reconoce la existencia de manada estable alguna, pero desde 2020 la Junta de Extremadura ha confirmado la existencia de individuos en zonas limítrofes con Ávila y Portugal.

Galicia es, junto con Castilla y León, el núcleo de población más importante, con una expansión notable en los últimos años, ya que el lobo ibérico ocupa 26.000 kilómetros cuadrados, el 91 por ciento del territorio autonómico. En total se ha confirmado la existencia de 93 manadas en 2022, frente a las 90 de 2015, lo que supone en total un aumento del 17 por ciento y el número de ataques al ganado al año se estima entre los 2.000 a 2.500 ejemplares.

La Rioja cuenta con 4 manadas confirmadas que sitúan la población en 28 ejemplares, mientras la Comunidad de Madrid contabiliza cinco manadas. El País Vasco, por su parte no tiene constancia de grupos reproductores desde 2016 aunque está pendiente de confirmar una manada. En todo caso, las observaciones esporádicas han sido una constante en los últimos años en la provincia de Álava, según concluye el informe.