Fundado en 1910

El pueblo Castro Candaz emergido por la sequía en el Embalse de Belesar en Taboada, LugoEuropa Press

Las claves para combatir la sequía en España

A la espera de un otoño lluvioso, la reserva hídrica continúa descendiendo semana tras semana debido a la escasez de precipitaciones

La sequía sigue agravándose en nuestro país. A pesar de las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre –la mayoría consecuencia de varias DANA–, este año está siendo especialmente seco y el arranque del otoño preocupantemente caluroso, siendo el inicio de estación más cálido de la historia.

A esto hay que sumarle un déficit anual de precipitación cercano al 11 por ciento y embalses que cada semana continúan descendiendo su cantidad de agua, con una media por debajo del 36 por ciento de su capacidad.

Esto hace que, tras el período estival, España se encuentre en fase de sequía meteorológica de larga duración en todas las cuencas de acumulación salvo la del Júcar, Segura y Tajo. Por ello, es importante establecer una serie de claves que, de ser aplicadas por las autoridades, podrían ayudar a evitar los efectos desastrosos de estas sequías, en especial para la agricultura y la ganadería.

«La sequía es un fenómeno que va a ocurrir sí o sí», explica a BBVA José Martínez Fernández, catedrático de Geografía Física e investigador principal del Grupo de Investigación en Recursos Hídricos de la Universidad de Salamanca. «No se puede predecir, porque la predicción meteorológica no dispone del margen de tiempo necesario para hacerlo, por lo que es habitual que nos enteremos cuando la sequía ya ha comenzado. Lo que sí se puede hacer es prevenir sus efectos», añade.

Uso eficiente y sensibilización

Para ello, lo más importante es hacer un uso eficiente del agua siempre, no solo en los momentos en los que hay sequía. Los expertos destacan que es en las épocas de bonanza cuando hay que evitar el derroche, ya que de esta manera estaremos prevenidos para la siguiente sequía.

Pero para llevar a cabo esto hace falta antes la concienciación y sensibilización de la población mediante campañas de educación para que le llegue el mensaje a todos los niveles, desde los agricultores hasta las industrias pasando por los usuarios domésticos.

Y es que, según el Informe Especial sobre la Sequía de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), las medidas preventivas tienen costes en recursos tanto humanos como económicos menores que las respuestas reactivas –las que se dan una vez ya existe la sequía–, y pueden evitar que las comunidades se vean abrumadas por sus consecuencias.

De igual manera, es necesaria la elaboración de un nuevo Plan Hidrológico Nacional, puesto que el actual es del año 2001. Algo que, sin embargo, no es fácil de echar a andar, ya que deben participar no solo las diferentes administraciones públicas, sino también la sociedad civil a través de un amplio proceso de participación social que se inicie con el desarrollo y aprobación de los Planes Hidrológicos de cuenca.

Agricultura y consumo doméstico

La agricultura está en el punto de mira cuando hay escasez hídrica. Aunque el ahorro no debe recaer solo en esa actividad, sí que es cierto que, en el caso de España, cerca del 80 % del agua que se consume se destina a ello. Motivo por el cual hay que dotar a los agricultores de las herramientas necesarias para que hagan un uso eficiente de los recursos hídricos, gastando la cantidad de agua exacta para evitar el derroche. Algunas de estas fórmulas ya se utilizan en el día a día del campo, como puede ser el riego localizado o el goteo subterráneo.

Igualmente, los usuarios también debemos contribuir a preservar el agua en nuestras casas haciendo un uso responsable. Los consejos son los mismos de siempre, ducharse en vez de bañarse, no vaciar la piscina –en caso de tenerla– de año a año o instalar sistemas de ahorro en grifos y cisternas.

Desde Aquae Fundación proponen también otras fórmulas que podrían implementar las administraciones, como reutilizar agua regenerada o recargar los acuíferos con agua de las depuradoras para alimentarlos de forma sostenible y actuar como barrera contra la intrusión salina. Además, mencionan también la posibilidad de fomentar la desalación de agua, ya que transformar el agua salada en potable es un opción que mejoraría notablemente su disponibilidad.