Extinguido el incendio forestal de Tenerife que comenzó en agosto y afectó a 12.000 hectáreas
El fuego llegó a tener un perímetro de 90 kilómetros y a afectar a zonas emblemáticas de la isla como el Parque Nacional del Teide
El Cabildo de Tenerife ha dado este viernes por extinguido el incendio forestal que se inició en la isla el pasado 15 de agosto, que afectó a más de 12.000 hectáreas, y no las 14.000 que se habían calculado hasta ahora. El fuego alcanzó un total de doce municipios, con una afectación a más del 7 % de la superficie de la isla, y obligó a desalojar a cerca de 13.000 vecinos.
A falta de la firma del decreto que lo oficialice, la presidenta del Cabildo tinerfeño, Rosa Dávila, había adelantado este jueves por la noche que lo previsible era darlo por extinguido este viernes. «Aquí empezó y aquí termina, mañana daremos por extinguido el incendio, lo he podido comunicar en el acto de reconocimiento a las personas que trabajaron en la extinción del incendio», reza un mensaje en la cuenta de Rosa Dávila en X tras un acto de reconocimiento en Arafo a los equipos de emergencia que participaron en la extinción.
El Cabildo también ha indicado que está trabajando en la definición de los protocolos de acceso al monte en las áreas afectadas por el fuego y que hasta ahora permanecían cerradas por las altas temperaturas que presentaba el suelo y el riesgo de reactivaciones. Asimismo y en vista de la decisión del Cabildo de dar por extinguido el fuego, la Dirección General de Emergencias del Gobierno de Canarias ha finalizado también la situación de emergencia.
A lo largo de estos meses, el fuego, que llegó a tener un perímetro de 90 kilómetros y afectar a zonas emblemáticas de la isla como el Parque Nacional del Teide, se controló el pasado 11 de septiembre, si bien los episodios de altas temperaturas, especialmente en octubre, supusieron la reactivación de algunos flancos.
Durante los trabajos de extinción, los técnicos han insistido en que se trata de uno de los incendios de mayor complejidad a los que se ha enfrentado Canarias en las últimas décadas, llegándolo a considerar un fuego «de sexta generación», con dificultades para acabar con él muy vinculadas a los estragos que genera la crisis climática en el territorio canario.