¿Qué está ocurriendo en Islandia? Miles de terremotos presagian una erupción que recuerda desastres pasados
Una erupción inminente es lo que esperan que ocurra en Islandia tras sufrir miles de terremotos desde el pasado 24 de octubre cerca de la ciudad de Gindavík, en el suroeste de la isla. A pesar de que estos no superaron los tres grados de magnitud, los expertos creen en la posibilidad de que el magma termine saliendo a la superficie terrestre en forma de lava y cause daños irreparables en la localidad y su entorno.
La aparente reducción en las últimas horas de la actividad sísmica en la zona es precisamente un indicador de que el magma está cada vez más cerca de la superficie. Todos los parámetros coinciden en que la erupción alcanzará niveles catastróficos, por lo que Grindavik, donde viven unas 3.600 personas, ha sido evacuada por completo y las autoridades de la isla han cerrado también varias carreteras en la zona para evitar así riesgos para la población.
La Oficina Meteorológica de Islandia, la Universidad de Islandia y el Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias concluyeron en una reunión el pasado sábado que la intrusión en curso representa un grave peligro volcánico a partir de las últimas mediciones de sismicidad y deformación del terreno en la región de Grindavík y los últimos modelos geofísicos y evaluaciones de riesgos.
Estos modelos estiman que la intrusión se está propagando lentamente hacia arriba y se cree que el magma se encuentra a 800 metros bajo la superficie. No obstante, los científicos desconocen por dónde emergerá el magma, aunque la grieta que se ha abierto de sureste a noreste puede ser un indicio.
«En resumen, la probabilidad de una erupción sigue siendo alta. Si se produce, la ubicación más probable será en la intrusión de magma. Nuestra última evaluación de riesgos no indica ningún otro lugar potencial de erupción», sostiene la Oficina Meteorológica de Islandia en un comunicado emitido este lunes.
Acostumbrados a los volcanes
Una situación a la que están relativamente acostumbrados en Islandia, ya que la actividad volcánica del país ha sido incesante a lo largo de la historia. Esta isla del Atlántico norte se superpone a la dorsal mesoatlántica, una grieta en el fondo oceánico que separa las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, y tiene 33 sistemas volcánicos activos, el mayor número de Europa.
Todos recordaremos una de las erupciones más recientes, ocurrida en el año 2010, y que paralizó el tráfico aéreo durante una semana dejando en tierra a cerca de 10 millones de pasajeros. Se trata del Eyjafjallajökull, cuyas cenizas inundaron los cielos europeos después de que la magnitud del episodio se fuese incrementando desde su despertar a finales de 2009.
Además del caos circulatorio debido al miedo a que los motores de los aviones se bloquearan, el país también sufrió un desbordamiento de los ríos causada por el deshielo, ya que la erupción se produjo en un glaciar, así como las consecuencias de la enorme nube de cenizas que afectó a la isla.
De igual manera, el sistema volcánico Bárðarbunga, situado en el centro del país, entró en erupción en 2014, escupiendo grandes cantidades de lava que cubrieron 84 kilómetros cuadrados de tierras. Pero en 2021 también se produjo otro episodio similar, y es que el sistema Fagradalsfjall entró en por primera vez en más de 6.000 años, repitiéndose después en 2022 y 2023. En todos estos casos no quedó amenazada ninguna zona poblada y se convirtió, de hecho, en una atracción turística.
Pero sin duda una de las peores erupciones en la historia del país fue la del Laki en 1783. Un estudio de 2006 llegó a la conclusión de que esta había causado la muerte de unos 9.000 islandeses y más de la mitad del ganado de la isla, además de ser la responsable de causar una hambruna histórica en Egipto debido a un vínculo entre las erupciones en latitudes altas y el suministro de agua en el norte de África.