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Un agricultor utiliza plaguicidasFreepik

El sector agrario respira con alivio tras el rechazo europeo a suprimir el 65 % de los fitosanitarios

La merma en el uso de estos productos provocaría una pérdida del 20 % de la producción vegetal europea y un aumento de los precios de los alimentos

El campo estaba en tensión debido a la posibilidad de que el Parlamento Europeo suprimiese hasta el 65 por ciento de las soluciones fitosanitarias utilizadas para hacer frente a las plagas y otras enfermedades propias de los cultivos. La idea era eliminar estos químicos sin ofrecer ningún tipo de alternativa, algo que podría generar el caos entre los trabajadores del sector primario.

Sin embargo, finalmente el texto que pretendía limitar estos productos solo obtuvo 207 votos a favor de la Eurocámara frente a los 299 en contra y las 121 abstenciones. La propuesta ha quedado, por tanto, rechazada para alivio de los agricultores, que junto a la prórroga para la utilización del herbicida glifosato por diez años más facilitan el trabajo de los mismos.

Desde Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), creen que el Parlamento Europeo ha atendido al «clamor» de todo el sector agrario, que llevaba meses alertando de las posibles consecuencias que podía tener la eliminación de una gran parte de los productos fitosanitarios para la competitividad y la autosuficiencia alimentaria europea.

Tanto es así que el sindicato agrario recuerda que un informe de impacto realizado por la Universidad de Wageningen –en Países Bajos y referente mundial en el sector– concluyó que la aprobación del uso sostenible de productos fitosanitarios (SUR, por sus siglas en inglés) provocaría una pérdida del 20 % de la producción vegetal europea y, por tanto, un aumento de los precios de los alimentos para los consumidores.

Desde la organización agraria Unió de Llauradors i Ramaders añaden que las reducciones del uso de fitosanitarios que pretendía imponer la propuesta eran «inasumibles» para el sector y algunos cultivos «sería imposible mantenerlos» en sus zonas tradicionales al encontrarse implantados en «áreas sensibles» en las que las prohibiciones serían «aún más estrictas».

«Sin medir los impactos, sin hablar con los productores, sin poner a su disposición las herramientas necesarias, aprobar este reglamento habría sido irresponsable», han señalado desde la Unió.

Igualmente, hacen una petición que ya ha resonado en múltiples ocasiones de boca de los agricultores españoles: exigir lo mismo a todo aquel que vende productos en España. Instan a las autoridades europeas a «empezar a pedir lo mismo a todos los que colocan sus producciones en nuestros mercados y canales de consumo y proteger así nuestro modelo productivo», y es que en ocasiones los productos llegados del exterior no cumplen con las condiciones fitosanitarias de la UE y, además, hacen una competencia desleal a los productos nacionales por su menor coste.

Una medida pedida por los ecologistas

La iniciativa que pretendía reducir el uso de plaguicidas estaba fuertemente apoyada por las organizaciones ecologistas que, con el voto en contra de su implementación, sufren ahora un varapalo. A principios de este mes, más de 150 asociaciones reclamaban directamente a Pedro Sánchez que los socialistas en la Eurocámara votasen a favor de esta reducción.

Mantienen esta postura debido a que estos productos ocasionan, a su parecer, graves problemas «que la ciencia relaciona con un mayor riesgo de padecer diabetes, trastornos reproductivos y respiratorios, disfunciones neurológicas y cáncer en humanos», afirman desde Ecologistas en Acción.

De igual manera, creen que su impacto se deja ver en la reducción de biodiversidad, «como la hecatombe que sufren las poblaciones de invertebrados y en el empeoramiento del estado de los ecosistemas y los recursos naturales», sostienen. Unas peticiones que no han sido suficientes para convencer a los europarlamentarios y que aguan las intenciones de reducir el uso y de estos principios activos en un 50 % para 2030.