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Lava fundida sale de una fisura en la península de Reykjanes, a 3 km al norte de la ciudad evacuada de GrindavíkAFP

Así evoluciona la erupción «fisural» de Islandia: «Las condiciones son peligrosas»

Aunque la zona más afectada es Grindavík, que ya estaba desalojada, en la capital se mantienen atentos a los gases nocivos y a cómo afectará al tráfico aéreo

La madrugada del pasado martes una erupción volcánica dio comienzo en la cercanía de la ciudad islandesa de Grindavík después de varias semanas en las que los terremotos se repetían, anticipando este desenlace. La actividad volcánica se redujo en las horas posteriores, pero «una o dos chimeneas» de magma permanecen activas, según los informes de la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés).

En un país acostumbrado a este tipo de acontecimientos se había elevado la alerta hacía semanas como consecuencia del enjambre sísmico que venía sufriendo la isla desde octubre en las inmediaciones del volcán Fagradalsfjall. Como consecuencia de los temblores, la ciudad de Grindavík fue desalojada, ya que sería la primera en resultar afectada en caso de que el magma comenzase a brotar de las grietas abiertas por los seísmos.

Lo que se sabe de la erupciónKindelan

Lo que se sabe de la erupciónKindelan

La capital del país, Reikiavik, se encuentra a tan solo 40 kilómetros de distancia de la zona afectada por la erupción, pero de momento la ciudad no se encuentra en peligro. En estos momentos, sin embargo, preocupa la dirección del viento, que podría arrastrar los gases nocivos que emite el volcán hasta la población, que alberga 121.960 habitantes, cerca del 60 por ciento del total de Islandia. No obstante, las predicciones que manejan los expertos apuntan que ni la lava ni la nube tóxica de dióxido de azufre van a afectar a núcleos de población durante los próximos días.

Más cerca aún se encuentra el aeropuerto de Keflavík, el único que cuenta con vuelos internacionales en el país, por lo que aumenta el miedo a que se restrinja el tráfico aéreo como consecuencia de las cenizas. Por el momento no se espera que ocurra un episodio como el de 2010, cuando el volcán Eyjafjallajökull generó el caos en toda Europa al paralizar más de 100.000 vuelos en un período de ocho días. Desde que erupcionó el volcán solo se ha limitado la circulación en la península de Reyjanes, zona en la que se sitúa el volcán.

No se espera, de todas formas, una parálisis como la de aquel año, ya que la fisura del Eyjafjallajökull se localizaba bajo un glaciar, lo que produjo una fusión del hielo y un aumento de gases que aumentaron la explosividad y la fragmentación de magma en cenizas, expandiéndose por la atmósfera.

Las autoridades piden precaución

Junto con la evacuación de Grindavík, las autoridades llevan semanas pidiendo precaución ante la inminencia de una erupción, que se intensifica ahora una vez ha comenzado a brotar el magma. El inspector jefe de la Policía, Víðir Reynisson, comentó en la prensa local que las personas «debían salir lo antes posible de la zona de Grindavík» y subrayó «las condiciones peligrosas» de esa área. «Lo que estamos viendo en este momento no es una erupción turística», destacó, desaconsejando acudir al lugar para ver la cortina de lava de cerca.

Desde que comenzó la erupción se han medido unos 320 terremotos sobre los canales de magma. El mayor de magnitud 4,1, que se produjo a las 23:25 del lunes, según el IMO. Asimismo, desde el organismo informan que tras la erupción de Sundhnúksgíga, el terreno se hundió más de cinco centímetros. Anteriormente, la superficie había aumentado unos 35 centímetros desde la formación del canal de magma el 10 de noviembre.

Una erupción que podría ser breve

Pese a las dificultades para predecir la evolución de la erupción, el vulcanólogo Thorvaldur Thordarson indicó a la cadena pública RÚV que hay «muchos indicios de que sea una erupción breve que podría detenerse en los próximos días, incluso antes del fin de semana», según RÚV.

Tras la pérdida de actividad en las primeras horas de erupción, el experto cree que las posibilidades de que se abran más aberturas en la fisura son escasas, al igual que ve poco riesgo de que se produzca una erupción en Grindavík o sus alrededores. De hecho, esta ciudad no está en riesgo por el flujo de lava, que se desplaza ya hacia el norte.

Sí que se encuentran el peligro, sin embargo, las infraestructuras que se encuentran alrededor de la carretera que une Grindavík con el norte de la península, entre las que se encuentran tuberías de calefacción o infraestructuras eléctricas.

Aunque puede que termine siendo corta, la erupción ha llamado la atención de los expertos y se ha hecho con un récord: una de las fisuras de lava más largas de la historia. Ha sido de tipo «fisural», es decir, no en un solo cono, sino que el magma brota por las grietas que se han formado, alcanzando una longitud de casi cuatro kilómetros de largo. De ella ha llegado a salir una cortina de lava de hasta 100 metros de altura, dejando imágenes increíblemente llamativas. La fisura abierta, de hecho, se sitúa entre las más largas del registro, según los expertos.