Así es la técnica que ayudará a reutilizar el agua que usamos en casa

España atraviesa un contexto de sequía que afecta especialmente al sur y al este peninsular y que ha hecho encender las alarmas en Cataluña, donde se ha activado la fase emergencia. Esta comunidad recibirá a partir del mes junio –si así lo solicita– dos barcos diarios llenos de agua desalada que se transportará desde la planta de Sagunto, en Valencia. Aun así, los ciudadanos de Cataluña se enfrentan a unos meses de duras restricciones.

Pérdida de presión en los grifos, cierre de la mayoría de duchas en los gimnasios y polideportivos y prohibición de llenar las piscinas son algunas de las medidas que se aplicarán a partir de ahora, así como un límite máximo de 200 litros por persona y día.

El ahorro en el hogar, por tanto, es uno de los pilares –aunque no el único– que pueden hacer que la situación mejore. Por ello, surgen ideas que podrían contribuir a este ahorro a nivel particular y que, además, favorecerían la circularidad del agua y serían beneficiosas para el medio ambiente.

Es el caso de los depósitos de aguas grises. Muchos edificios de nueva construcción ya los incluyen, y consiste en darle un segundo uso al agua resultante de los diferentes procesos del mantenimiento del hogar y el cuidado personal. Esta agua la utilizamos al poner la lavadora, el lavavajillas o al ducharnos o lavarnos las manos, y terminan normalmente en la red de alcantarillado. Pero, con una sencilla modificación, estas pueden ser reconducidas a un pequeño depósito con un sistema de filtración y poder alimentar así las cisternas de los inodoros de la vivienda.

Estos sistemas pueden instalarse en los baños mediante una sencilla reforma de fontanería. Esta agua reciclada, como decimos, está indicada para el agua del inodoro, pero nunca para el consumo humano o para cocinar, ni siquiera para el riego, ya que no han pasado por un proceso de potabilización y sencillamente se han filtrado para eliminar los químicos procedentes del los geles, champús y detergentes que usamos en la ducha, el fregadero o el lavavajillas.

Reducción de un 40 %

Al darle una segunda vida a esta agua, se podría reducir hasta en un 40 % el consumo doméstico de este bien abundante en el planeta pero escaso en su versión dulce. Un sistema que podría ser muy útil en aquellas zonas de España que se encuentran actualmente en emergencia por sequía, como Cataluña, o para las que normalmente reciben menos agua, como Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana.

Además del ahorro de agua, también se produce un ahorro económico, y es que los gastos asociados al suministro de agua corriente se reducen. Recordemos que cada vez que tiramos de la cadena estamos utilizando cinco litros en el caso de una cisterna moderna, que ascienden a nueve en el caso de los sanitarios más antiguos.

De igual manera, este gesto contribuye a preservar el medio ambiente, ya que evita que la contaminación de ríos, lagos y acuíferos al disminuir la cantidad de productos químicos y sustancias orgánicas que llegan a estos cuerpos de agua.

Cómo funciona

Como hemos explicado brevemente, este proceso comienza con un proceso de filtración del agua de la ducha o de los electrodomésticos mediante el cual se separan las partículas de productos químicos y fluidos orgánicos. Esto se puede conseguir mediante la utilización de diferentes tecnologías, como filtros de carbón activado o membranas de ultrafiltración, tal y como explican desde la empresa Reciclaje Contemar.

Una vez se ha producido esta separación, el agua se purifica para eliminar bacterias u otros microorganismos mediante sistemas de desinfección tales como la luz ultravioleta o la oznonización. Por último, el agua se almacena en un depósito creado específicamente para eso y que puede ubicarse tanto en la misma ducha como en otros puntos del baño tales como el inodoro o el lavabo.