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El sistema de corrientes del Atlántico, «al borde del colapso»: qué significa y qué consecuencias tendría

Un estudio hace saltar las alarmas y apunta a que la desaparición de la AMOC derivará en un cambio abrupto del clima en Europa

La preocupación sobre un posible cambio drástico en el clima que afecte a nuestro día a día está presente. A ocho de cada 10 españoles les preocupa «mucho» o «bastante» el cambio climático, según los datos del Global Attitudes Survey del Pew Research Center de este mes de enero. Con estos datos, en los últimos días se ha hecho público un estudio que incrementa aún más el temor de que esto ocurra.

Se trata de una investigación publicada en la revista Science Advances y en la que investigadores de la Universidad de Utrecht sugieren que la desaparición o colapso de la Circulación de Retorno Meridional del Atlántico (AMOC) ocurrirá mucho antes de lo esperado. Con este término nos referimos al sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente y sal desde los trópicos hacia el norte y que modulan fuertemente el clima regional y global.

Tal y como explica el doctor en Física y Meteorólogo Superior del Estado, J.J. González Alemán, la circulación termohalina es parte de la circulación oceánica a escala global impulsada por gradientes de densidad, creados por el calor de la superficie y los flujos de agua dulce. La AMOC, por su parte, se refiere a la rama de la circulación termohalina en el Océano Atlántico, que juega «un papel muy importante en el sistema climático al transportar calor hacia el norte en el Atlántico desde zonas tropicales».

Tal y como han demostrado varios estudios científicos, esta circulación se debilita a medida que el calentamiento global se profundiza y las aguas superficiales del Atlántico Norte se vuelven menos densas, algo que inhibe la convección invernal.

Tras el aviso de que se estaba produciendo un debilitamiento, ahora la publicación de Science Advances encuentra evidencias sobre el riesgo de un colapso inminente de esa circulación que, aunque no fechan de manera exacta, calculan que se podría dar en las próximas decenas de años.

Entre 10 y 30 ºC de descenso

Pero, ¿cuáles serían las consecuencias de este colapso? Como decimos, estas corrientes modulan fuertemente el clima, por lo que una variación podría traducirse en un enfriamiento generalizado en todo el hemisferio norte, con temperaturas que en Europa podrían ser de entre 10 y 30 grados centígrados menos durante el invierno.

Asimismo, el Atlántico Norte contaría con una cobertura de hielo mucho mayor y se producirían grandes cambios en la precipitación de los trópicos. En toda Europa se fortalecerían las borrascas de invierno, y estarían protagonizadas por ciclogénesis explosivas más frecuentes y potentes que dejarían una mayor proporción de precipitaciones en forma de nieve y se produciría, con ello, un aumento en el número de meses con una capa de nieve significativa.

Como consecuencia de este enfriamiento súbito, la vegetación y la productividad de los cultivos irían en claro descenso, también fruto de una disminución del agua disponible. «Nos sorprendieron las respuestas transitorias y los impactos climáticos del colapso de la circulación del Océano Atlántico», dice René van Westen, uno de los científicos que participaron en el estudio. En su simulación, el clima europeo se enfría aproximadamente 1 °C por década, y algunas regiones incluso experimentan un enfriamiento de más de 3 °C por década.

González Alemán destaca que aún queda por saber cuánto tiempo faltaría para llegar a ese punto de inflexión, con un gran debilitamiento y posible colapso/parada: «Puede ser dentro los próximos lustros, décadas, o a final de siglo, pero los últimos estudios están adelantando este tiempo y encontrando evidencias de su inminencia», advierte.

La gran diferencia entre este estudio y otros que se han llevado a cabo con anterioridad es, según Mar Gómez, meteoróloga de Eltiempo.es, que por primera vez se basa en datos observacionales, confirmando así las preocupaciones del pasado de que los modelos climáticos sobreestiman sistemáticamente la estabilidad de la AMOC.