La montaña ha comenzado a apestar: aquellos que suban al Everest deberán recoger sus excrementos
Nepal quiere poner solución a otra de las derivadas de la aglomeración: los restos fecales no se degradan del todo cuando la temperatura es baja y por tanto, hay alpinistas que están empezando a enfermar
El trasiego por la montaña más alta del mundo, el Everest, es tal, que la zona se está llenando de los excrementos que los escaladores depositan y por tanto, «apesta». Pero el estético o el olor no son los mayores problemas. Con temperaturas tan bajas, los restos fecales no se degradan del todo y por tanto, hay alpinistas que están empezando a enfermar.
A grandes males, grandes remedios. Esto es lo que habrán pensado las autoridades. Así que a partir de ahora, aquel que suba allí, deberá retornar sus excrementos al campamento base. Antes, cuando la llamada de la Naturaleza asomaba, bastaba simplemente con hacer un agujero y depositarlo ahí dentro. Pero eso ha cambiado.
Control de excrementos a la vuelta
A partir de ahora, los exploradores deberán llevar bolsas especiales para portar sus residuos y retornarlos al campamento base, evitando de esta manera la degradación del Everest. Según la BBC, estos serán controlados a su regreso.
La idea de recoger sus propios desechos puede disuadir a más de uno de acudir a una cita cada vez más mundana. Afortunadamente, existen bolsas diseñadas especialmente para tal fin cuyos productos químicos no solo solidifican los excrementos, sino que los hacen inodoros.
«Nuestras montañas empiezan a apestar», declaró a la BBC Mingma Sherpa, presidente del municipio rural de Pasang Lhamu, para justificar esta decisión. «Recibimos quejas de que se ven heces humanas en las rocas y de que algunos escaladores se enferman. Esto no es aceptable y erosiona nuestra imagen», finalizó.
Son muchas las agencias que ofrecen expediciones comerciales. El boom ha sido tal que por las redes sociales se han visto incluso escenas de aglomeraciones, algo inaudito para una cima tan mítica y peligrosa como esta.
Sin embargo, esta masificación lleva aparejada otros riesgos. El 2023 fue un año trágico, que se saldó con once personas fallecidas.
Una situación que llevó a Nepal a endurecer las condiciones para acceder al monte.