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Imagen del cráter del Kawah IjenCreative Commons

Kawah Ijen, el llamativo volcán del Cinturón de Fuego del Pacífico que expulsa lava azul

En su cráter alberga el mayor lago de aguas ácidas conocido, con un kilómetro de diámetro y una profundidad de cerca de 200 metros

Los volcanes siempre han fascinado –a la vez que asustado– a las personas debido a su fuerza, sus efectos y el hipnótico recorrido de su lava. Estas impresionantes manifestaciones de la actividad geológica son estructuras que se forman cuando el magma se abre paso desde el interior de la Tierra hacia su superficie. A menudo ubicados en zonas de límites de placas tectónicas, su erupción libera gases, cenizas y lava, alterando el paisaje y afectando el clima. Aunque pueden representar riesgos para poblaciones cercanas, también son fuentes de fertilidad para la tierra y ofrecen un fascinante campo de estudio para los científicos, algo que es fundamental para comprender mejor nuestro planeta y mitigar posibles desastres naturales.

Si echamos la vista levemente atrás, se nos vienen a la cabeza varios ejemplos de volcanes activos. El primero, el que erupcionó en la isla canaria de La Palma en 2021, que se prolongó durante 85 días y condicionó fuertemente la vida de los vecinos de la isla. Otro evento reciente de estas características en Europa lo encontramos en Islandia, territorio volcánico que vivió otra erupción en la península de Reykjanes, una región del suroeste del país que desde el 18 de diciembre ya había registrado otros tres fenómenos de esta naturaleza.

Son eventos, por tanto, normales en el planeta. Pero algunos son más llamativos que otros. A nivel global uno de los más destacados es el Kawah Ijen, un volcán situado en el llamado cinturón de fuego del Pacífico y que se caracteriza por expulsar lava de color azul. En esa zona más de 140 volcanes continúan en activo y este, situado al este de la isla de Java, deja un paisaje único a nivel mundial.

En concreto, se encuentra en la parte más occidental del monte Gunung Merapi, en Indonesia. Con una altura de 2.386 metros, constituye un claro atractivo turístico debido a la rareza del color de su lava, así como por albergar en su cráter el mayor lago de aguas ácidas conocido.

Lo que realmente emite este volcán no es lava azul, sino que libera grandes cantidades de dióxido de azufre a temperaturas superiores a los 400 ºC, forma en la que se obtiene ese característico color azul.

Al almacenar estas grandes cantidades de azufre, el volcán se ve obligado a liberarlo a gran presión a través de sus grietas, lo que genera ese espectáculo de líquido azul que se puede observar durante las noches. Estas emisiones lo convierten también en el lago más peligroso del mundo, y es que al estar sus aguas cargadas de ácido sulfúrico y ácido clorhídrico las convierten en altamente tóxicas.

Coladas de lava azul descienden por la colina del volcán Kawah IjenCreative Commons

De igual forma, los vapores que emite constituyen un peligro para el ser humano. Son esos gases los que hacen combustión al entrar en contacto con el aire y hacen que la lava adquiera esa tonalidad azulada. De hecho, el choque con las condiciones atmosféricas produce una reacción química de la que surgen llamas azules que pueden superar los cinco metros de altura.

Por tanto, este curioso fenómeno por el cual la lava azul cae por la ladera del Kawah Ijen es consecuencia de la reacción química que se produce entre el azufre y el oxígeno, que crea azufre líquido. Algo que el ojo humano solo puede percibir durante la noche, de manera que durante el día la lava es del mismo color que la de cualquier otro volcán.

Lago caliente más grande del mundo

El Kawah Ijen cuenta, además, del lago caliente más grande del mundo, y es que cuenta con un kilómetro de diámetro y una profundidad de cerca de 200 metros. Este tiene un color turquesa muy característico, como se puede ver en la foto que ilustra este artículo.

Esto se debe a que esta agua también contiene elevadas cantidades tanto de ácido sulfúrico como de ácido clorhídrico, y presenta temperaturas de unos 40 ºC. Esta acumulación es consecuencia de la condensación de los gases y no son más que azufre líquido. Los torrentes procedentes del lago terminan depositados en el río Banyupahit, contaminándolo con ácido sulfúrico y metales.

Minería de azufre

Cada día los llamados mineros del infierno descienden hasta las profundidades del cráter de Kawah Ijen para extraer azufre, ya que se caracteriza por tener una gran pureza. Esta minería no está mecanizada, por lo que quienes trabajan allí descienden entre nubes ácidas para retornar con cestos de bambú cargados con hasta 80 kilos de piedras de este elemento.

Su trabajo está considerado como uno de los más peligrosos del mundo, ya que los gases que respiran suponen riesgos significativos para su salud. Estos tienen un salario de unas 800 rupias indonesias, unos cinco céntimos de euro, por kilo de azufre, lo que supone un salario de entre nueve y 13 euros diarios.