Agua depurada, ¿una solución para la agricultura ante la sequía?

La sequía que España arrastra desde hace ya más de un año está afectando gravemente a diversas zonas del territorio. Cataluña y Andalucía son algunas de las comunidades que ya han tomado medidas para restringir el uso de agua y hace tan solo dos semanas Tenerife declaraba el estado de emergencia hídrica debido a la escasez en los embalses. Tal y como explica Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de la isla, este invierno ha sido uno de los más secos en los últimos años, con unos índices de pluviometría escandalosamente bajos, ya que han disminuido entre un 25 % y un 40 %.

Por este motivo, se han decidido tomar ciertas medidas de carácter de emergencia, entre las que se encuentra el impulso de la depuración de aguas residuales para el uso agrario.

Desde el año 2019 el Consejo Insular de Aguas de Tenerife trabaja con el proyecto de agua regenerada para uso agrícola en Valle Guerra de Coca-Cola Europacific Partners, con el que las aguas residuales procedentes de los procesos productivos de la fábrica de refrescos de Tacoronte, al norte de la isla, tras someterse a tratamientos para asegurar la calidad de las mismas, se envían a la red de aguas residuales para que sean depuradas.

Una vez en la depuradora, se emplea un proceso de electrodiálisis que reduce el contenido de sales disueltas en el agua, regenerándose con la máxima calidad para que pueda ser utilizada por los agricultores para regar sus cultivos, principalmente de plátanos. En total, 2.000 regantes y 350 hectáreas se benefician de estas aguas.

¿Son seguras las aguas depuradas o regeneradas?

Tal y como explica la doctora Marisa Tejedor, catedrática en Edafología y Química Agrícola de la Universidad de la Laguna, «las aguas regeneradas son aguas residuales depuradas sometidas a tratamientos que pueden ser utilizadas para determinados fines. Son aguas que han tenido muy mala prensa y que durante muchos años tuvieron una calidad dudosa, generando problemas en la agricultura».

Sin embargo, actualmente, gracias a los avances tecnológicos como los que se han implementado en la depuradora de Valle Guerra, que utiliza un sistema de membranas que permite un filtrado casi óptimo y sin decantación secundaria, se ha conseguido una mejora significativa en la calidad de estas aguas, tal y como demuestran los resultados preliminares de un estudio de la Universidad de La Laguna.

«Las conclusiones preliminares del estudio dicen que las aguas regeneradas que son utilizados para el riego en la finca seleccionada cumplen con los requisitos de calidad que marca la normativa para el cultivo de la platanera», explica Tejedor. Además, hay que tener en cuenta que se realiza una clasificación de las aguas que se van a utilizar para los cultivos. Así, dependiendo de su calidad, se destinarán a unos cultivos, en los que por ejemplo está el fruto expuesto, u otros.

Es importante señalar también que estas aguas, al contrario que las procedentes de las desaladoras, no producen ningún daño al suelo. «Si el agua tiene muchas sales, estas pueden provocar degradación del mismo. Debe existir un equilibrio entre el sodio, el calcio y el magnesio para que no se produzca una pérdida de permeabilidad en el terreno. Y por supuesto, es necesario controlar los niveles de boro, que pueden causar citotoxicidad. El boro procede del agua de mar, por lo que en las aguas regeneradas no suelen ser un problema», puntualiza la doctora.

De este modo, las aguas depuradas o regeneradas son un método circular que garantiza el abastecimiento de agua para la industria agraria de Tenerife sin perjudicar el medio ambiente. Tal y como insiste Tejedor, «más que una necesidad, es una obligación el usar estas aguas si queremos seguir teniendo un desarrollo agrícola en Canarias».