Francia abrirá la «primera planta del mundo» para reciclar lo que no se recicla
La futura fábrica, en una superficie de 13 hectáreas, permitirá tratar 50.000 toneladas de residuos al año, lo que representaría, por ejemplo, 300 millones de camisetas
Reciclar biológicamente las bandejas de plástico para alimentos, que suelen acabar en las incineradoras, ya es posible. Tras desarrollar una tecnología innovadora, la empresa Carbios se dispone a abrir en Francia «la primera planta de este tipo en el mundo».
«La primera planta de biorreciclaje del mundo será tricolor», anunció en la red social LinkedIn el presidente francés Emmanuel Macron el miércoles, calificando el proceso de «revolución tecnológica» y la nueva fábrica de «orgullo francés».
La empresa afirma que con su tecnología puede reciclar productos que nadie quiere. Los frascos, bandejas o ropa antigua, incluso de mala calidad o sucia, son los más buscados por Carbios, ya que la mayoría de las otras empresas de reciclaje no los tratan.
«No nos interesa la calidad del residuo entrante, buscamos incluso residuos mediocres», explica a la prensa su director general, Emmanuel Ladent. Esta solución ofrecerá a estos residuos un «reciclaje que les confiere valor e impide que sean enterrados o incinerados», resume el grupo implantado en Clermont Ferrand con motivo de la colocación de la primera piedra de su fábrica en Longlaville, en el este de Francia.
Una enzima creada por la empresa tiene la capacidad, cuando se la mezcla en un recipiente con residuos, de separar sus diferentes componentes y de dejar de lado el tereftalato de polietileno (PET).
Se necesita alrededor de un kilo de enzimas por tonelada de PET, explica Ladent. «Luego de unas horas [una vez que la enzima permitió la separación del PET] sale un líquido», detalla. A continuación vienen la filtración y la purificación que permiten la fabricación de PET totalmente bioreciclado, «sin comprometer su calidad», según Ladent.
Poca pérdida
Los plásticos PET son ampliamente utilizados pero aún hoy en día la mayoría se fabrican a partir de materias petrolíferas y no recicladas. Con este proceso, por «una tonelada de residuos preparados, se obtiene 90 % de material», explica Ladent, una cifra «entre las más altas» en las diferentes técnicas de reciclado.
El resto sale «en forma de pastel. Partículas ideales para energía en una fábrica de cemento, por ejemplo», detalla. El objetivo «es obtener una licencia para esta tecnología y comercializarla mundialmente», subraya. Empezando por la fábrica de Longlaville, a pocos kilómetros de Luxemburgo y Bélgica.
Los residuos PET se recogerán en un perímetro de 300 a 500 kilómetros de este municipio fronterizo, en Francia, Alemania, Bélgica o Luxemburgo, precisa Ladent. Varias marcas, como L'Occitane, L'Oréal, Salomon y Puma, ya trabajan con Carbios.
Se prevé un departamento específico dedicado al textil, a veces compuesto de poliéster, ya que actualmente solo se recicla un 13 %, según la empresa. Se necesitó «una década» de investigación para perfeccionar esta técnica de reciclaje llamada «despolimerización enzimática», indica.
El primer proceso de investigación y desarrollo se llevó a cabo en 2011. La futura fábrica, en una superficie de 13 hectáreas, permitirá tratar 50.000 toneladas de residuos al año, lo que representaría, por ejemplo, 300 millones de camisetas. Se crearán unos 150 puestos de trabajo directos e inducidos. La inversión, cifrada en 230 millones de euros en junio de 2023 (246,3 millones de dólares), está financiada en parte por el Estado y la región Gran Este. La planta debería poder funcionar a pleno rendimiento en 2026.