Solo una de cada cinco especies amenazadas tiene un plan de recuperación en España
Nuestro país se comprometió a dedicar de aquí a 2030 el 3 % de su territorio a crear espacios estrictamente protegidos en el marco de la Red Natura 2000, pero el porcentaje a día de hoy no llega al 0,6 %
Organizaciones ecologistas han exigido "una política más ambiciosa” para la protección de animales terrestres y marinos amenazados, especies que «suelen quedar aparte» de las regulaciones en comparación con los animales domésticos, ya que «solo una de cada cinco tiene su correspondiente plan de protección aprobado» en España.
Así lo ha explicado a Efe Laura Moreno, responsable del programa de especies de WWF que lamenta el hecho de que «el concepto de animal está todavía vinculado a las mascotas», algo que va en detrimento de los animales salvajes, más desprotegidos ante riesgos como el tráfico ilegal, la llegada de especies exóticas invasoras –que a su juicio proliferan «por la irresponsabilidad de personas que practican su mascotismo»– o la pérdida y destrucción de biodiversidad en zonas rurales -lo que supone su mayor amenaza-, entre otros factores.
Se debe ir más allá
En el Día Mundial de los Animales, que se celebra este jueves, Moreno se ha quejado de la «falta de ambición política» en España para proteger los hábitats de estas especies debido a «un tema de competencias», ya que aunque existen leyes nacionales «son las autonomías las que tienen que aprobar planes de recuperación y conservación para las especies amenazadas». Por ello, anima a todas las administraciones a «multiplicar esfuerzos» para garantizar la protección de animales salvajes.
En su día, España se comprometió a dedicar de aquí a 2030 el 3 % de su territorio a crear espacios estrictamente protegidos en forma de parques y reservas nacionales, en el marco de la Red Natura 2000, pero el porcentaje a día de hoy no llega al 0,6 %.
Aunque Moreno considera positivos los esfuerzos por crear espacios protegidos en comparación con lo hecho en otras partes del mundo, insiste en que la conservación de especies «debe ir más allá», puesto que «los animales no entienden de fronteras» y el grueso de ellas habitan fuera de dichos espacios.
Por esto, defiende que los ciudadanos tienen que cambiar las «pautas de producción y consumo» y tomar conciencia de los propios hábitos «para reconocer que afectan a los animales más allá de las mascotas».
La desprotección de las especies marinas
También en el mar hay animales en peligro, como ha recordado a Efe Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana, que al igual que Moreno ha subrayado que los animales salvajes «suelen quedar aparte de regulaciones y leyes» y «sobre todo en el caso de las especies marinas, pues lo que pasa en el mar no se ve».
A pesar de que muchas especies marinas están amenazadas y aparecen en las listas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), no figuran en las listas nacionales de numerosos países y por ello quedan «desprotegidas», señala Aguilar.
En el caso de los ecosistemas acuáticos, una de las razones de que a nivel político se tomen «pocas medidas sobre las mismas especies» es que los acuerdos de océanos y mares requieren de un amplio consenso internacional «que no llega». Es lo que sucede con el Atlántico, en el que algunos países «no aceptan proteger algunas especies» para no interferir en actividades pesqueras.
Aguilar añade que «la desaparición de especies marinas conlleva impactos en cadena en todo el ecosistema» que terminan afectando al ser humano, debido a que «los mares productivos proporcionan elementos clave en el desarrollo como oxígeno, agua, alimentos, fármacos o materiales de construcción».
Día de los Animales
El Día Mundial es una efeméride promovida por la Organización Mundial de Protección Animal y se celebró por primera vez en Berlín (Alemania) en 1925 por iniciativa de un editor alemán que publicaba una revista bimensual dedicada a los perros.
En 1980 el entonces Papa Juan Pablo II declaró a San Francisco de Asís como patrono de los animales: esta declaración ayudó a popularizar la conmemoración de la jornada, y desde entonces se instauró la tradición de muchos católicos de acudir a las iglesias con sus mascotas para que estas recibieran una bendición especial.