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Imagen del huracán Helene, que causó 200 muertos en Estados Unidos

Imagen del huracán Helene, que causó 200 muertos en Estados UnidosEuropa Press

¿Cómo se forman los huracanes? ¿Pueden darse en el Mediterráneo por su temperatura del agua?

Ya en la recta final de la temporada, este octubre se ha producido una imagen inédita: tres de estos fenómenos simultáneos, algo inusual para este mes

Kirk, Helene, Leslie o Milton son los últimos nombres de huracanes que han afectado al Atlántico Norte. Este mes de octubre se ha dado, de hecho, una característica única en lo que se refiere a este tipo de fenómenos: tres huracanes activos al mismo tiempo después de septiembre. Y es que el mes en el que estamos, al final de la temporada, ya no suelen darse tantos huracanes simultáneamente.

Pero, ¿en qué consisten estos eventos meteorológicos? Un huracán es una forma de ciclón tropical, un término que se utiliza para describir un sistema de baja presión que se desarrolla principalmente en zonas tropicales. Este fenómeno está acompañado de tormentas eléctricas y, en el hemisferio norte, se caracteriza por una circulación de vientos en sentido antihorario cerca de la superficie terrestre.

Según comentan desde el Instituto de Geociencias (IGEO) del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), los huracanas pueden llegar a medir entre 8 y 10 kilómetros de alto, más de 500 kilómetros de ancho y alcanzar vientos sostenidos de más de 200 kilómetros por hora. Tal y como explican, los ciclones obtienen su energía por la condensación de aire húmedo, por lo que son más frecuentes cuando los océanos están más calientes a final del verano.

Dependiendo de su fuerza, un ciclón tropical puede llamarse: depresión tropical –si la velocidad de los vientos es menor de 63 km/h–, tormenta tropical –de 63 a 118 km/h–, huracán/tifón –de 153 a más de 250 km/h– o simplemente ciclón.

Se forman en zonas intertropicales sobre aguas cálidas y bajo condiciones favorables, aumentan de tamaño a medida que absorben más energía. Por lo general, al tocar tierra pierden fuerza, ya que se quedan sin su principal fuente de energía: el aire cálido y húmedo.

Este tipo de fenómeno, tal y como recuerdan desde el portal meteorológico Eltiempo.es, suelen llevar asociados fuertes vientos, lluvias torrenciales, olas extremadamente grandes e incluso marejadas ciclónicas en zonas costeras, es decir, subidas notables del nivel del mar.

Condiciones para su formación

Para la formación de un huracán, la temperatura del agua del océano debe superar los 26 °C, ya que por encima de este umbral se produce una evaporación considerable y un mayor aporte de humedad. La distancia al ecuador también es clave, ya que la fuerza del efecto Coriolis, esencial para la formación de huracanes, es mínima cerca del ecuador y máxima en los polos. Por esta razón, los huracanes no se forman en torno a los 5° de latitud norte y sur del ecuador.

Es fundamental, asimismo, que haya baja cizalladura del viento, lo que significa que la dirección y velocidad del viento no deben variar significativamente con la altitud. Si la diferencia es considerable, las capas inferiores y superiores del sistema se desacoplan, impidiendo su desarrollo. Además, se requiere una alta humedad relativa en los niveles bajos y medios de la atmósfera.

Finalmente, es necesaria la presencia de una zona de baja presión o condiciones inestables. Los huracanes suelen originarse a partir de ondas tropicales, que recorren los trópicos. Cuando estas ondas encuentran las condiciones adecuadas, pueden intensificarse y convertirse en ciclones tropicales. También pueden surgir de otras depresiones atmosféricas.

¿Cómo se nombran los huracanes?

En 1950, el Centro Nacional de Huracanes comenzó a asignar nombres en clave a los huracanes del Atlántico, para luego utilizar únicamente nombres femeninos. En 1979, un comité de la Organización Meteorológica Mundial asumió la tarea de nombrar las tormentas, introduciendo un sistema que alterna nombres masculinos y femeninos, inspirado en la práctica adoptada por la Oficina de Meteorología de Australia en 1975.

Hoy en día, existen seis listas anuales de nombres que se rotan cada año. Si una tormenta causa daños significativos, su nombre se retira permanentemente de la lista. Por ello, para cada temporada hay una lista de 21 nombres en orden alfabético, siendo Kirk, Leslie y Milton los últimos –de momento– en ser nombrados.

Huracanes y Mediterráneo

Estas condiciones específicas de las que hemos hablado anteriormente para la formación de los huracanes impiden que estos se formen en ciertos lugares del planeta, como es el Mediterráneo. La temperatura del mar es un factor crucial para su desarrollo, así como que la cizalladura del viento sea baja.

Por ello, las tormentas que se forman en este mar no tienen el potencial de los huracanes debido, fundamentalmente, a que las temperaturas del Mediterráneo no alcanzan las de las aguas tropicales. También influye el reducido tamaño del mar, que impide que el ciclón avance y se nutra de esa agua caliente.

Diferencia entre huracán y tifón

Los huracanes, ciclones y tifones son diferentes denominaciones para el mismo fenómeno meteorológico: un sistema de tormentas. No obstante, los científicos utilizan distintos términos para referirse a ellas dependiendo de la región en la que ocurren. Cuando se forman en el Atlántico norte, el Caribe o el Pacífico nororiental, se les llama «huracanes», nombre que proviene del dios caribeño del mal, Hurrican. En cambio, en el Pacífico noroccidental, estas tormentas son conocidas como «tifones».
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