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Blue Lagoon en Islandia, balneario geotermal situado al suroeste de Islandia

Blue Lagoon en Islandia, balneario geotermal situado al suroeste de IslandiaRagnar Th Sigurdsson

Islandia quiere obtener energía limpia e ilimitada gracias a sus volcanes

Un grupo de científicos e ingenieros ha propuesto excavar dos pozos hacia una cámara de magma con el objetivo de extraer su energía

Islandia es un país considerado como una abundante fuente de energía limpia y renovable gracias a sus condiciones geográficas y geológicas. Estas características le han permitido aprovechar recursos tanto geotérmicos como hidroeléctricos, un proceso que comenzó en el siglo XX. En aquel entonces, los islandeses iniciaron la explotación de sus recursos naturales para generar energía sostenible, situando al país en la vanguardia mundial de la producción de electricidad renovable.

Hoy en día, el 73 % de la electricidad en Islandia proviene de plantas hidroeléctricas, mientras que el 26,8 % corresponde a la energía geotérmica. Esto significa que más del 99 % del consumo eléctrico del país proviene de fuentes renovables. En los hogares islandeses se refleja la misma tendencia: el 90 % de ellos utiliza agua geotérmica para la calefacción, la cual es extraída de perforaciones subterráneas y distribuida mediante tuberías directamente a las viviendas.

A pesar de este logro, Islandia busca ir aún más lejos y erradicar por completo el uso de combustibles fósiles. Para ello, ha puesto su mirada en el magma, el material incandescente que abunda en su territorio debido a su origen volcánico. La intención es desarrollar tecnología capaz de aprovechar el calor extremo del magma para generar aún más energía geotérmica.

Un grupo de científicos e ingenieros ha propuesto excavar dos pozos hacia una cámara de magma con el objetivo de extraer su energía. Según informa la revista New Scientist, el equipo perforará en las cercanías del volcán Krafla, donde se encuentra un depósito de roca fundida. Björn Þór Guðmundsson, del Geothermal Research Cluster (GEORG) en Reikiavik, describe este proyecto como «el primer viaje al centro de la Tierra».

Desde hace más de una década, la empresa Krafla Magma Testbed (KMT) ha estado estudiando la superficie de Islandia para encontrar el lugar ideal donde experimentar con la energía del magma. Si todo sale según lo previsto, se espera que la perforación de la cámara de magma comience en 2026.

Uno de los principales desafíos de este proyecto es la profundidad a la que se encuentran la mayoría de los depósitos de magma. Normalmente, estos están ubicados a varios kilómetros bajo la superficie, lo que hace difícil su acceso. Sin embargo, en algunos puntos de Islandia, el magma se localiza a unos pocos kilómetros de profundidad, lo que lo pone al alcance de las perforadoras modernas.

Una vez identificada la cámara en la que se trabajará, los científicos han comenzado a desarrollar equipos de perforación capaces de soportar temperaturas extremadamente altas. Inicialmente, se perforará un pozo de prueba, seguido de un segundo pozo diseñado específicamente para la producción de energía geotérmica.

La diferencia clave entre la energía geotérmica convencional y la energía obtenida del magma es la temperatura. Mientras que los fluidos geotérmicos tradicionales en Islandia alcanzan unos 250 ºC, se estima que en el nuevo proyecto podrían superar los 900 ºC. Además, la presión dentro de la cámara de magma es 500 veces mayor que la atmosférica, lo que supone un potencial energético hasta diez veces superior al de un pozo geotérmico normal. Esto podría marcar una revolución en la producción de energía renovable.

Un descubrimiento casual

Curiosamente, el hallazgo de esta cámara de magma en Krafla fue accidental. Los geólogos suelen desconocer la ubicación exacta de estos depósitos de roca fundida. Sin embargo, hace 24 años, un equipo de investigadores que perforaba en la zona descubrió inesperadamente magma a una profundidad de 2,1 kilómetros. Su objetivo inicial era alcanzar una cámara que creían que se encontraba a 4,5 kilómetros de profundidad. Cuando el taladro entró en contacto con la cámara de magma, la roca fundida emergió al pozo de perforación, lo que permitió a los científicos comprobar que era posible perforar un depósito de magma sin desencadenar una erupción volcánica.

Islandia es un país acostumbrado a la actividad volcánica, con erupciones que ocurren con cierta frecuencia. La más reciente tuvo lugar en noviembre pasado, cuando el volcán Fagradalsfjall entró en erupción tras un periodo de intensa actividad sísmica desde octubre. La erupción fue de tipo «fisural», lo que significa que el magma emergió a través de grietas en el suelo en lugar de hacerlo desde un único cráter. La fisura resultante alcanzó casi cuatro kilómetros de longitud y arrojó una cortina de lava de hasta 100 metros de altura, generando imágenes espectaculares. Según los expertos, esta fisura se encuentra entre las más largas registradas en la historia del país.

No obstante, esta última erupción fue insignificante en comparación con la del volcán Eyjafjallajökull en 2010, que causó un verdadero caos en Europa. En aquella ocasión, la erupción arrojó una gran cantidad de ceniza volcánica a la atmósfera, lo que provocó la cancelación de más de 100.000 vuelos en un período de ocho días. Este evento demostró el enorme impacto que la actividad volcánica islandesa puede tener a nivel global.

Con la nueva apuesta por la energía del magma, Islandia espera consolidarse aún más como líder en la producción de energía renovable y libre de emisiones. Si el proyecto de Krafla Magma Testbed tiene éxito, podría marcar un antes y un después en la historia de la energía geotérmica, permitiendo el aprovechamiento de una fuente de energía prácticamente ilimitada. De esta manera, el país nórdico sigue demostrando que su compromiso con la sostenibilidad y la innovación energética no tiene límites.