Los nuevos chips de Apple para seguir dominando el mundo

La exclusividad de los productos de Apple ha sido algo por lo que ha destacado siempre la marca de la manzana mordida. Desde sus iPhones, a sus iPads, pasando por sus ordenadores portátiles o de sobremesa o su amplia gama de auriculares.

Todos sus productos tenían esa línea de diseño tan característica que lo hacía diferentes al resto. El precio que se paga viene de ese diseño, pero también de sus componentes. Los materiales que utiliza Apple por dentro y por fuera hacen que todo funcione siempre y siempre bien.

Una de esas razones por las que un iPhone envejece mejor que cualquier otro móvil con Android, es por iOS, el sistema operativo que pone Apple y que hace que toda fluya desde el día que el iPhone sale de caja hasta que entra a formar parte del mercado de tercera mano o, directamente, acaba engullido por la obsolescencia programada.

Apple le pone chips propios a su tecnología desde los modelos APL0098, APL0278, APL0298 y APL2298 del iPhone EDGE y iPod Touch de segunda generación. Después, llegaron la Serie A, la S, la T, la W y la H que llevan, por ejemplo, los AirPods.

Del A4 al M1

En 2010 llegó el gran cambio con el A4 de los iPhone 4 basado en la arquitectura ARM Cortex A8. Apple encontró un filón en sus chips propios que proporcionaban a los móviles mucha capacidad de mejora y les proporcionaba independencia respecto a otros fabricantes.

Los iPhone siempre han tenido menos RAM que otros terminales porque el chip y el sistema operativo engranaban a la perfección y los procesos se resolvían sin esperas ni cierres de aplicaciones. Las fotos, los videos, la edición de textos... se combinaba sin riesgo para el usuario.

Apple alcanzó la independencia tecnológica de Intel en 2020 con el chip M1 para sus ordenadores. La nueva unidad de procesamiento se basó en el A14 y se implantó en los MacBook Air, Mac mini, MacBook Pro e iMac. La nueva arquitectura ARM cambio por completo el mercado de los ordenadores portátiles porque permitía que Apple volviese a ser incomparable al resto. La potencia de su procesador los llevó a romper su colaboración con Intel y, poco a poco, renovó toda la línea de ordenadores hasta completarla con el nuevo MacBook Pro de 16’’ y el nuevo MacBook Pro de 14''que ya estrena la segunda generación de estos chips en sus dos versiones de potencia.

Los portales dedicados a hacer pruebas de los productos de Apple registraron un rendimiento y una eficiencia a la altura de los procesadores más rápidos del mercado. El usuario apenas notaría un par de cambios. El primero, es que muchos programas se tuvieron que adaptar a la nueva arquitectura como ha sido el caso de Office o el navegador Chrome. Los que no lo han hecho se ha ejecutado igual mediante el traductor dinámico Rosetta, pero consumiendo algo más de energía. El segundo, la mejora en la batería que puede alcanzar los dos días sin carga con un uso diario intenso. 

Apple Silicon, el nombre con el que se conoce al M1 en el mercado, redujo más de un 40% el gasto de batería de los portátiles y, posteriormente, del iPad Pro que también lo lleva instalado. Eso permitió que el primer MacBook Air no llevase ventilador ya que su placa no necesitaba refrigerarse.

Intel intenta resarcirse del varapalo que sufrió tras el divorcio de Apple creando chips más rápidos y mejores, pero que nunca llegaran a los productos de Apple.

Si el M1 ya fue un punto de inflexión en el mercado de la tecnología portátil, el M1 Pro y el M1 Max mejorará aún más el rendimiento de los nuevos MacBook tanto a nivel usuario como para el uso profesional.