69.000 millones de dólares
¿Qué hay detrás de la compra de Activision Blizzard por Microsoft?
La compra de Bethseda en 2020 y de Activision en 2022 advierten de un posicionamiento exclusivo y dominante con su plataforma Game Pass
En 2020 Microsoft se hizo con Bethesda Softworks y con un grupo de 2.500 trabajadores que ponía a trabajar en Game Studios, su división de videojuegos. Títulos como Fallout o Doom pasaron a ser exclusivos de la XBox a cambio de un desembolso de 7.500 millones de dólares.
Ese movimiento alertó al sector del videojuego de que algo estaba pasando. Microsoft no tiraba la toalla en su batalla contra Sony y PlayStation. Y se sumaba a la gran innovación de los últimos años de Google con su plataforma online Stadia.
El futuro del videojuego pasa por la capacidad de prescindir de las máquinas para llevar la partida a los móviles y a los ordenadores. Eso requiere un giro en el guion que han escrito las grandes multinacionales que permita diversificar cada título y explotarlo con el sello propio.
La compra por parte de Microsoft de Activision Blizzard es un golpe de mano que permite a la empresa de Bill Gates dominar el mercado del videojuego en 360º. Los 69.000 millones de dólares no solo le darán acceso en exclusiva a títulos mundialmente conocidos en todas las plataformas como Call of Duty Candy Crash o World of Warcraft, también lanzan el mensaje de que su estrategia de futuro pasa por xCloud, su proyecto de juego en la nube que podría dar carpetazo a nuevos modelos de XBox en vista de los problemas de fabricación que está teniendo.
PlayStation Plus se aprovechaba de la exclusividad de muchos títulos editados por Sony para ponerlos en su catálogo antes y, en ocasiones, ni se molestaban en programarlos para XBox porque no lo necesitaban. Ahora, será Game Pass la plataforma que alimente de juegos a las XBox y a los millones de ordenadores con Windows que hay por todo el mundo.
Porque Microsoft ya entró en los hogares hace décadas con Windows y desde su versión 10 ofrece la posibilidad de utilizar el ordenador como una videoconsola. Si a esta ecuación le sumamos la fiebre del gaming con superordenadores y toda una parafernalia adaptada a ese entorno como sillas, mesas, ratones o auriculares, llegamos a la conclusión de que la puntada que han dado en Redmond (Washington) ha sido con hilo de oro.
Sin olvidar la jugada de Amazon con New World, un videojuego en el que ha invertido mucho dinero y es exclusivo para ordenadores.
La isla de Sony
PS Now también permite llevar los juegos de PlayStation al ordenador, pero siempre será más fácil enganchar al usuario en un entorno Windows que desde la isla de Sony. Google Stadia no supone un peligro para estas plataformas, pero les sirvió de excusa para librar la batalla.
Desde Microsoft aseguran que no pueden fabricar tantas XBox Series X|S como demanda el público. Hay una cierta exageración en esas palabras aunque hay algo de realidad porque su mercado de ventas en Asia ha mejorado exponencialmente el de su anterior modelo y las leyes de China cada vez son más restrictivas con cierto tipos de videojuegos de Sony.
Desde Activision Blizzard ya han avisado de la fusión a sus trabajadores en medio de una tormenta de acusaciones de abuso de poder que han marcado a la compañía. Ahora hay que esperar a que las autoridades de Estados Unidos y de Europa den el visto bueno al proceso. Para el verano de 2023 se espera que haya fumata blanca si las leyes antimonopolio no lo impiden o lo retrasan.
De lo que no hay duda es que el plan más ambicioso de la industria del videojuego lo ha pagado Microsoft.