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Elon Musk quiere evitar que Twitter se convierta en una red social muerta como ha pasado con FacebookGetty Images via AFP

Redes sociales

Las razones de Elon Musk para comprar Twitter

El empresario tiene un plan: imponer la democracia donde dieron por buena la dictadura

La gran pregunta es si Twitter necesitaba a Elon Musk. Es cierto que no sufre la decadencia de Facebook y que su ruina está más lejos que la del negocio de Zuckerberg. Twitter se ha convertido en un medio de información; en un altavoz para muchas personalidades, gobiernos y empresas; en un hilo de historias apasionantes; en un ágora donde discuten ingenieros, abogados o escritores; en una tele y en una radio… Twitter ha sobrevivido con orgullo al paso del tiempo.

Pero Twitter tiene un trasfondo de miseria que puede hacer insufrible su presencia. Ese patio del colegio donde te van a dar patadas, aunque tú también te defiendas. Un nido de ratas que desean el mal o otros; un avispero de videos que rozan la ilegalidad si no la superan; un mar en calma capaz de engullir en minutos la cuenta de un presidente sin más razones que la intransigencia… el rodillo ideológico en 280 caracteres.

Elon Musk no llega para salvar Twitter, aunque puede sujetar con fuerza el volante para que no se escore más a la izquierda... ni a la derecha. Ya había proyectos sobre la mesa antes de que comprara la red social por 40.000 millones de euros. El modelo de pago, el llamado Twitter Blue, tenía la intención de meter en el armario los cadáveres que iban dejando en el camino. Un no tan tupido velo.

RoBots

«Si nuestra oferta de Twitter tiene éxito, venceremos a los robots de spam o moriremos en el intento».

Una declaración de intenciones de Musk nada más hacerse pública la compra. Invertir en eliminar cuentas faltas que solo buscan fragmentar la sociedad. Los famosos bots automatizados que defienden ideologías a la carta como pasó en las elecciones norteamericanas o en aquel referéndum ilegal de Cataluña.

Humanos

«Y autentificaremos a los seres humanos», decía otro tuit de Elon Musk. Una cuenta por persona, o varias que dependan de esa misma cuenta. Alguien que responda por lo que dice. Eso es algo que siempre se le exigió a Twitter, pero que nadie estaba dispuesto a hacer. Hace unos años la red social enjuagó miles de perfiles sin uso, pero no era suficiente. Ahora Musk tiene el reto de que la esencia de la sociedad mundial quede reflectada en Twitter.

Trump

«Espero que Elon compre Twitter porque la mejorará y es un buen hombre, pero yo me quedo en Truth», comentó Trump en Fox días antes de que se formalizará la venta.

El 8 de enero de 2021 Twitter cerró la cuenta del entonces presidente de Estados Unidos aduciendo a que incitaba a la violencia. Antes, había marcado muchos de sus tuits para advertir de que podían contener información manipulada. Cuando era solo su opinión. El acoso fue aplaudido por la izquierda lo que se entendió como una censura a la libertad de expresión en toda regla.

Nadie niega la amistad de Trump y Musk, pero ya han aparecido las quejas preventivas de los woke que no quieren ni ver a alguien que no piense como ellos en Twitter. Es su forma de censurar, pero que parezca un accidente. Pedir que Vox se eliminado de la faz de la Tierra, pero publicar las fotos de una vicepresidenta del gobierno con el puño marxista en alto.

De pago

Elon Musk también escribía en Twitter sobre una red social de pago donde se pudieran editar los tuits. Fue poco después de entrar en el accionariado. Mientras rechazaban que se sentara en la silla del consejo de administración, él removía de sus asientos al personal.

Cinco euros por acceder a tuits o a hilos con contenido de calidad o por editar tuits para eliminar esas faltas de ortografía propias de la sociedad que huye de los libros y abraza los 280 caracteres. Un alivio para la prensa que podrá hacer llegar sus artículos de pago a mucha más audiencia. Videos más largos donde se puedan ver creaciones interesantes. Pagar por algo que merezca la pena.

Twitter 2.0

El nuevo Twitter de Elon Musk no será el que tenga un botón para editar. Será el que sea capaz de integrar un foro libre de discusión y difusión de posturas. El que haga responsable de sus comentarios a los usuarios que hasta ahora han vivido bien escondidos tras las cañas, que diría Serrat.

Musk quería Twitter porque le apasiona la red del pájaro azul. Ahora tendrá que medir sus palabras. En su día perdió la presidencia de Tesla por utilizar su perfil de Twitter para anunciar que sacaría a la empresa de la bolsa para convertirla en privada. También especuló con el bitcoin y provocó que su cotización subiera 5.000 dólares.

Un visionario de los negocios que se puso a vender coches eléctricos después de vender el germen de un método de pago mundialmente conocido como Paypal. Musk tiene un plan para Twitter: liberar al pájaro de la jaula. Imponer la democracia donde dieron por buena la dictadura.