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Los fabricantes de chips anuncian exceso aunque no de los modelos superiores ni los dedicados al coche eléctrico

Escasez

La industria avisa de un exceso de chips y tiene motivos para hacerlo

El aumento de stock se debe a la producción aumentada y la baja demanda

La empresa TSMC alerta del exceso del número de chips que ha fabricado en los últimos meses. Este problema se remonta a la pandemia. Las empresas cerraron por el confinamiento y la demanda, en general, bajó mucho. Cuando los niveles de alerta bajaron y recuperamos la normalidad, la demanda aumentó exponencialmente y las fábricas no estaban preparadas. Además, países como China ha mantenido fábricas cerradas hasta el primer trimestre de 2022.

Más ritmo

Ahora llegamos al exceso por la producción aumentó el ritmo, lo que no esperaban es que la inflación y la incertidumbre llevarán al consumidor a comprar menos. En España, por ejemplo, los fabricantes de electrodomésticos han pedido subvenciones al Gobierno de 50 millones de euros para facilitar el cambio de lavadoras, frigoríficos o secadores a modelos de bajo consumo. Dispositivos que necesitan chips para su fabricación.

Ahora la gente no compra ordenadores ni móviles. La demanda está por los suelos y todo pasa por dotar al coche eléctrico de mejoras para que se hagan más y más rápido porque la fiebre es muy alta.

Comprar un coche puede tener un tiempo de espera de hasta 18 meses. Los nuevos compradores ya esperan sus vehículos para fin de año. Los plazos se reducen porque los chips llegan, aunque no son suficientes.

Samsung, como empresa fabricante de chips, no espera grandes ventas y ha ordenado que no se fabriquen más chips a la espera de un inventario y de nuevos pedidos.

Apple

Los chips de última generación tienen el mismo problema que los dedicados a los coches. Mucha demanda, poca existencia. Por lo que Apple tendrá problemas para poner en marcha el iPhone 14 que empezará su fabricación en las próximas semanas antes de su anuncio en septiembre.

La cadena de suministros sigue reajustándose dos años después de la pandemia. A eso hay que añadirle la guerra en Ucrania, la inflación y las medidas del BCE que generan dudas entre los consumidores.