Futuro
Telefónica apaga el cobre 100 años después y encarece un negocio histórico
En España se produce un robo relacionado con el cobre cada hora
El 19 de abril de 2024, día del centenario de Telefónica, la empresa española dejará de conectar a los españoles mediante su red de cobre. Aseguran que entre la fibra óptica y el 5G habrá soporte suficiente para la nueva sociedad digital.
Robar cobre en España es un negocio histórico. Es uno de los metales más usados del mundo para la electricidad, las comunicaciones o el transporte y, los expertos aseguran, que su cotización fluctúa en función de los robos que se producen por todo el planeta.
Mercado de cobre
El delito de mercadear con el cobre provoca que 80.000 toneladas se vendan en el mercado negro y mueva cifras astronómicas entre 8 y 9 euros el kilo.
Que Telefónica quite las conexiones de cobre hace que este metal sea todavía más preciado porque las líneas telefónicas era uno de los lugares favoritos de los ladrones junto al tendido eléctrico, los transformadores, huertas solares o catenarias.
Estas sustracciones en pequeñas localidades han provocado largos cortes de luz y electricidad hasta que se solucionaba la avería.
En España, se ha pasado de los delincuentes locales de los años 80 que extraía el cableado y lo llevaba a un descampado para quitar la cubierta y vender el cable a un chatarrero que lo fundía después, a mafias internacionales que ven en el cobre un negocio muy rentable.
Para Telefónica, cortar el cobre y pasarse a la fibra también supone un alivio porque proteger las torres de telefonía ha sido un gasto y un quebradero de cabeza para los técnicos durante años.
Robos
Los robos de cobre se sucedían junto a los de antenas y otros materiales eléctricos y era imposible tener un vigilante en cada uno de los puestos que daban cobertura a España.
Ahora Telefónica lidera el viaje hacia el futuro de la tecnología en España con un 5G al que le queda todavía mejorar la velocidad, pero con una penetración muy alta. El futuro será el 6G y hará desaparecer, presumiblemente, hasta los cables en los hogares. Aunque para eso aún queda tiempo.