Decisión tomada tras la pandemia y la beligerancia de China
La UE producirá sus propios chips para prevenir los efectos de una posible invasión de China a Taiwán
La Eurocámara aprobó este martes el proyecto que garantizará el suministro de semiconductores en la UE mediante la producción e innovación tecnológica
Las grandes empresas tecnológicas occidentales, y algunos de sus aliados en Asia, tienen como principal proveedor de chips –y otros productos electrónicos– a Taiwán. La invasión de Ucrania ha trastocado la correlación de fuerzas a escala global tanto en lo político como en lo económico. A esto se le suma el caos que significó la pandemia de COVID-19.
Los últimos tres años han servido para que los dirigentes europeos y norteamericanos se den cuenta de que conseguir a toda costa los máximos beneficios económicos no es lo más indicado si va aparejado de una excesiva dependencia de otros países en sectores o mercados considerados estratégicos.
El parón económico por la crisis sanitaria global, incluidas las principales cadenas de suministros globales, ha significado una zancadilla para los sistemas de producción internacionales. Esto ha afectado a la entrega de material informático, vehículos, maquinaria pesada y tecnología de defensa y seguridad, entre otros. Así lo reconoce el rumano Dan Nica, portavoz de esta propuesta: «Con la ley de chips europeos pretendemos reforzar la posición de la UE en el panorama mundial de los semiconductores y abordar las vulnerabilidades de las cadenas de suministro expuestas por la pandemia».
Por si esto fuera poco, en medio de todo el caos China se mostró más beligerante que nunca respecto a la posible adhesión/conquista de Taiwán. El tira y afloja entre el gigante asiático y Estados Unidos estuvo a punto de cruzar la delgada línea roja con la visita de Nancy Pelosi a la isla. Una visita que tuvo como respuesta unas maniobras militares por parte de Pekín como nunca se habían visto.
Inversión estratégica para el país
Broadcom instalará en España una planta de semiconductores que movilizará 900 millones de euros
Estos factores han sido decisivos para poner en marcha una estrategia económica y tecnológica europea que permita depender mucho menos del exterior en este y en otros campos estratégicos. Desde instituciones como el Foro Económico Mundial se habla del «fin de la globalización como la hemos conocido» a raíz de la pandemia. Estos movimientos centrífugos en instituciones internacionales pueden ser prueba de ello.
Apostar por el producto «made in EU»
La nueva ley acordada entre el Parlamento y el Consejo busca crear un entorno favorable para la producción de chips en Europa. La legislación, aprobada por 587 votos a favor, 10 en contra y 38 abstenciones, tendrá que ser refrendada por el Consejo de ministros para convertirse en ley.
Los principales objetivos son aligerar los procedimientos burocráticos, facilitar el acceso a inversión para pequeñas y medianas empresas, apostar por la innovación y asegurar el abastecimiento para que no se vuelvan a producir los mismos problemas recientes en un futuro con una coyuntura internacional cada vez más volátil.
Sobre la mesa se van a poner 3.300 millones de euros procedentes de los programas Horizonte Europa (1.725 millones) y Europa Digital (1.575 millones). Además de la producción, diseño e innovación, se pondrá en marcha un sistema de evaluación de riesgos -apoyado en un futuro por la inteligencia artificial y el estudio del Big Data- para recibir alertas tempranas ante posibles recortes de producción.
Este mecanismo de prevención permitirá a la Comisión aplicar medidas como priorizar el suministro de determinados productos, realizar compras conjuntas para los Estados miembros y solventar posibles cuellos de botella. La coordinación entre los 27 en este último punto es vital para evitar retrasos imprevistos. La voluntad de los socios de la OTAN de aumentar la inversión en defensa hasta el 2% del PIB como efecto de la guerra de Ucrania es también una de las razones para evitar atascos imprevistos.